Sunday, February 17, 2019

Eres más tonto que un taxista de derechas

Después de las últimas semanas de huelga por parte de los taxistas de Madrid, he evocado los años dorados de la primera década del siglo en la que me podía permitir el lujo de tomar con asiduidad dicho medio de transporte. Tras la crisis, tuve que asumir mi condición de proletario y dejar de usar dicho medio de transporte. En la actualidad, lo uso ocasionalmente y debo confesar que la plataforma Mytaxi ha sido un grato descubrimiento en cuanto a rapidez de llegada, limpieza y trato de los conductores. No recuerdo, contrariamente a la queja de muchos usuarios, que los coches estuviesen sucios. Será que no me fijaba en aquellos años o que se exageraba. En cuanto al trato, fue mayoritariamente cortés. Sí recuerdo, no obstante, un día ya en plena crisis, en que mi esposa y yo íbamos al hospital a felicitar a unos amigos por tener su primer hijo. Era por la zona de Guzmán el bueno o Metropolitano, igual da. El caso es que, quizá porque el hospital estaba muy cerca o porque tenía que ir a otro sitio y nuestra ruta lo desviaba, el viejito adujo que en esa zona no había ningún hospital y se negó en redondo a llevarnos. Algún otro sinsabor he tenido con los taxistas, pero como digo se pueden contar con los dedos de una mano.   Otra de las quejas de los usuarios y que sí comparto ampliamente, era el afán de los conductores por conversar con el pasajero quisiera éste o no. Una vez un amigo me dijo en referencia a los taxistas:

Wednesday, February 06, 2019

FAKE NEWS


El júbilo estalló en Londres. Cartagena de Indias, la perla caribeña de los españoles, había caído. Durante un mes se festejó la victoria de la flota inglesa comandada por Edward Vernon. Diversas medallas conmemorativas se acuñaron. En una de ellas se veía a Blas de Lezo, pata en tierra, entregando su espada y con la leyenda «El orgullo de España humillado por Vernon».
En realidad, Vernon anunció su victoria cuando tan solo quedaba una fortaleza con unos 600 hombres para defenderla. Pese a la inferioridad, la buena defensa y las enfermedades tropicales se aliaron para realizar el milagro y rechazar al enemigo hacia Jamaica. La moraleja de esta historia bien podría ser “la soberbia británica humillada por Blas de Lezo”.