Todo
comenzó con una caricia. Muchas veces ese es el final. Sin embargo, a partir
del momento en que Rogelio sintió el contacto templado de Estela
circular por su cara; desde ese mismo momento, supo que
su vida cambiaría para siempre. Se había acabado la rutina perpetua. Quizá la
nueva vida no duraría más de unos segundos, pero en su interior supo que ese
tiempo junto a ella justificaría toda su existencia. Había sido elegido entre
una larga lista de pretendientes para consumar el sacro acto de la vida. No fue
fácil. Tuve que luchar contra varios machos, pero desde que sentí cómo la
mirada de Estela se clavaba en mis ojos, supe que ella no quería a otro como
compañero. Ella era la reina de la fiesta y los demás teníamos el deber de
obedecerla y batirnos por ella. La verdad es que tuve suerte en el reparto de
los contendientes y aquellos que se sintieron con derechos naturales, por ser
más fuertes a simple vista y gallardos, recibieron un desaliento tal por parte
de ella que aun se escuecen de la herida. Ahora ha llegado el momento de la
verdad. La rodeo sin perderla de vista tal y como mi instinto me dice. Al menor
descuido salto sobre su espalda para unir nuestras extremidades y finalmente
fusiono nuestros genitales. Todos creen que esta última tarea es fácil, pero
pocos saben que la procreación no será si no logro aguantar un par de horas en
esta posición, mientras que Estela se siente ultrajada e intenta a cualquier precio despegarme de su
ser. Es cómo bailar a ciegas en una hoja. A pesar de la oposición cómplice de
mi amiga consigo mantenerme hasta que siento gozoso cómo se derraman en su
interior los espermatóforos. Ahora que he asegurado la siguiente generación de
mantis religiosas, puedo morir tránquilo. Si Estela me come no le guardaré
ningún rencor.
2 comments:
Muy bueno, me ha gustado mucho. Te invito a que te des una vuelta por mi blog http://fernandobetanco.blogspot.com/
Saludos desde Tegucigalpa
Fernando Betanco
Estimado Fernando
Como veras soy un desastre en cuentao a visitar mi blog y apenas ahora me he dado cuenta de su elogioso comentario. Por supuesto que visitaré su blog. Un fuerte abrazo
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