4. La muerte de Artax
El pantano de la desolación; lugar cuya única mención produce escalofríos,
es el escenario de esta obsesión cinematográfica. Se trata de un inmenso
lodazal cubierto de eternas nubes grises que impiden la visión del sol. Ahí
vive la última esperanza de Atreyu para encontrar una cura para la emperatriz
de Fantasía; la tortuga gigante y sabia llamada Vetusta Morla. Así nos lo hace
saber la voz en off de Sebastián, lector de la historia interminable. También avisa
del peligro mortal que conlleva dejarse dominar por la tristeza del paisaje.
Atreyu descabalga para ayudar a su caballo a avanzar entre las ciénagas. El
avance es cada vez más penoso. De pronto, no consigue que Artax dé un paso más.
El joven guerrero se voltea y le dedica dulces palabras a su caballo. Se acerca
a él para hacerle caricias y conseguir la cooperación del animal, pero nada
funciona. El miedo se apodera del joven. Se da cuenta de que Artax se está
hundiendo rápidamente. Intenta hacerlo reaccionar por todos los medios, incluso
insultándolo. Nada funciona. Vemos al
caballo con los ojos desorbitados y la cabeza estirada dado que su amo
está tirando de las riendas, mientras que el lodo cubre todo su cuerpo. No
alcanzamos a ver su hundimiento final; el fundido en negro nos lo impide y lo
deja a nuestra imaginación. En la siguiente imagen vemos a Atreyu llorar la
muerte de su amigo.
Existen otras escenas memorables en la historia
del cine relacionada con los caballos. Quién no recuerda al semental cuya
cabeza cortada aparece en la cama del productor de Hollywood, en El padrino,
para forzar a este a darle el trabajo en su próxima película a Johnny (conocido
en la vida real como Frank Sinatra), protegido de Don Corleone. También
recuerdo, en Gringo Viejo, el momento en que Jimmy Smiths, que interpreta a un
revolucionario mexicano que se vuelve loco tras tomar la hacienda donde había
nacido, se acerca con cara de pocos amigos al escritor Bierce interpretado por
Gregory Peck. Bierce ha osado montar el
caballo del revolucionario. En cierta forma ha mancillado el honor de éste. Una
reparación de sangre es necesaria. Todos esperamos el tiro de gracia al viejo
escritor. Smiths saca la pistola y dispara a la cabeza… de su amado caballo.
A pesar de lo impresionante que puedan ser estas
dos escenas, yo me quedo con la de la historia interminable. La mirada
desorbitada del equino antes de ser tragado por el pantano, me resulta
inolvidable.
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