Cuando escribo
estas líneas, sé que ya he cubierto por lo menos (¡si bien me va!), la mitad de
mi vida. No suelo darle importancia al paso de los años, pero al ser esta una
cifra redonda he pensado que valdría la pena darle un poco más de realce. Aún
recuerdo el deseo vehemente que tenía a los 9 por llegar a los dos dígitos, como
si algo importante fuera a pasar en mí a esa edad.
Nací en un
mundo marcado por la Guerra Fría y vivo en un planeta arruinado por la ambición
desmedida de una minoría de la sociedad. A lo largo de estos años he visto
algunos de los cambios menos esperados en del siglo XX de los cuales
solo citaré 3: la caída de la Unión Soviética, la caída del Apartheid en
Sudáfrica y la caída de PRI mexicano. Estos hechos fueron históricos en sí
mismos, pese a que las expectativas que levantaron en su día no se hayan
cumplido o, tan solo se hayan realizado en parte. Si acaso, uno de los cambios
más alentadores de los últimos 10 años, fue la llegada de un obrero sindicalista
al poder en Brasil y el gran auge que ha tenido su país tras su mandato, no
sólo con mayor presencia en la toma de decisiones, sino reduciendo la miseria de
sus conciudadanos.
En lo
personal, también he vivido muchos cambios. Nací en México, pero a los 2 años
nos fuimos a vivir un lustro a Ginebra, para luego volver al D.F. Cambio de
tierra, cambio de idioma y de costumbres, me costó un poco, pero finalmente me
hice a mi tierra. Pasó el tiempo y a los 25, tras acabar mi carrera con
la medalla al mérito universitario –yo creo que el jurado que decidió dármela
estaba borracho-, decidí volver a dar el salto y venirme a España a estudiar el
doctorado. Finalmente, Le di más importancia a mi primera novela y dejé mis estudios. En
parte también porque me dio flojera hacer un mamotreto de 500 páginas para que
luego se quedara acumulando polvo en las estanterías. En cualquier caso, no fue
una decisión muy inteligente, pero a lo hecho pecho. Otros de los cambios
significativos que he vivido han sido las pérdidas de gente de mi entorno. Mi
abuela, mi maestro don Pepe Amezcua y mi padre. Sin embargo, aquí también
conocí a mi esposa y a gente maravillosa que me han hecho más fácil la
integración en el país y que siempre han estado ahí para ayudarme cuando lo he
necesitado.
Pese a que sé
que la vida es cambio y que a lo largo de estos 40 años he sido testigo de todo
tipo de mutaciones, tengo la desgracia de ser bastante reaccionario en ese
sentido (menos mal que en el político es al revés la cosa), lo que me ha
llevado más de una vez a estrellarme de frente contra la realidad y a amargarme
la vida por mi falta de flexibilidad. Empero, finalmente voy cambiando y he decidido no hacer planos a
largo plazo cuya irrealización me frustren, así como aceptar la vida tal cual venga. No
sé si esto ha influido, pero ahora me siento muy optimista con respecto a mi
futuro profesional y como escritor. Además, participo en el mejor programa de
radio acerca de literatura en lengua hispana -6º continente-, y. paradójicamente
para alguien habitualmente tan negativo, también colaboro en “la vida es bella” de RTV Marbella.
El año no podía haber empezado mejor. Hoy cumplo 40 estaciones marcadas por los constantes altibajos anímicos,
pero no me puedo quejar. He vivido bien y pese a todos los problemas (muchos de
ellos por mí obstinación), puedo decir, con la perspectiva que me han dado mis 4
décadas, que: “Ha valido la pena y espero que continúe mucho tiempo más”. Muchos saludos y muchas gracias a todos aquellos que de vez en cuando se meten en este blog.
2 comments:
Estimado Compadre!
Magnífico escrito. Me ha encantado...
Eres el p... amo
Muchas gracias compadre. Tú sí que eres un buen lector. Un abrazote
Post a Comment