El júbilo estalló en Londres. Cartagena de Indias,
la perla caribeña de los españoles, había caído. Durante un mes se festejó la
victoria de la flota inglesa comandada por Edward Vernon. Diversas medallas
conmemorativas se acuñaron. En una de ellas se veía a Blas de Lezo,
pata en tierra, entregando su espada y con la leyenda «El orgullo de España
humillado por Vernon».
En realidad, Vernon anunció su victoria cuando tan solo quedaba una fortaleza con unos 600 hombres para defenderla. Pese a la inferioridad, la buena defensa y las enfermedades tropicales se aliaron para realizar el milagro y rechazar al enemigo hacia Jamaica. La moraleja de esta historia bien podría ser “la soberbia británica humillada por Blas de Lezo”.
En realidad, Vernon anunció su victoria cuando tan solo quedaba una fortaleza con unos 600 hombres para defenderla. Pese a la inferioridad, la buena defensa y las enfermedades tropicales se aliaron para realizar el milagro y rechazar al enemigo hacia Jamaica. La moraleja de esta historia bien podría ser “la soberbia británica humillada por Blas de Lezo”.
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