Todo
comienza con una vistosa pirueta invertida al vacío azul. Hay quienes carecen
de fe y nunca llegarán a realizarla. Una vez dentro, el cuerpo impuro debe
aclimatarse a su nuevo hábitat líquido que le recuerda la dicha de cuando casi
ni era. Debe renunciar al oído para poder avanzar, mientras que el olfato, el gusto y el tacto resultan del todo inútiles. Sólo la
vista y la respiración permanecen con la ayuda de invenciones humanas. El pecho se
contrae. Una bocanada de aire fresco entra en los pulmones. Al expulsarlo éste retoma
su ser. Las primeras veces el movimiento será convulso y torpe como el de un
neonato, pero el deseo de saber irán perfeccionando al ser en su búsqueda de la
armonía. La vida no se pregunta; sólo se respira. Únicamente los bípedos
pensantes son capaces de darle más vuelta a algo que todo animal sabe de
memoria. No hay que detenerse en
contemplaciones sino seguir adelante. Sin embargo, ¿cómo no maravillarse ante
la riqueza policromática de la vida atraída por un banco de coral? ¿Cómo no
desafiar el sentido común y no hundirse en cuevas místicas que esconden
secretos milenarios? ¿Cómo no volar arriba y abajo y dar vueltas unas vez que
las cadenas de la gravedad se han roto? Cuando se ha encontrado la paz y la
belleza; salta entonces la alarma. La diversión ha terminado. Hay que emerger a
la vida inane
2 comments:
Qué alegría reconocerme en lo que escribes por fin :-) Me encantó... Un enorme abrazo compañero del camino...
Muchas gracias Ana por tu comentario y por ser una de las personas participes de mi cambio de perspectiva.
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