No
llevábamos ni una semana de Estado de
Alarma, cuando Miguel Ángel de Rus nos propuso a algunos autores de Ediciones
Irreverentes publicar en el blog de Sexto Continente relatos sobre el
coronavirus. En poco tiempo, dos docenas de autores habíamos entregado nuestros
cuentos que fueron leídos por más de mil personas. Tan buenos resultados
alentaron a Miguel Ángel a publicar nuestras obras en un libro de papel
titulado Los relatos del coronavirus,
aparecido en julio pasado.
A
partir de ahí, me surgió la idea de escribir breves crónicas acerca de la
evolución de la enfermedad en Madrid y empecé a mandar a mis amigos mis textos
a razón de 1 cada 2 días. Sin embargo, llegué a la conclusión de que mi visión de
los hechos era tan solo una diminuta ventana acerca de esta tragedia que, por primera
vez en la historia de la humanidad, detuvo al mundo entero al mismo tiempo;
algo que no consiguieron ni la peste bubónica del siglo XIV ni la mal llamada
gripe española hace 100 años.
Al
tratarse de una enfermedad global, se requería de una visión lo más universal
posible. Las crónicas del coronavirus
reúne a 12 autores de 8 países y 3
continentes. Desde Seúl, Soo-Hyun Hwang refiere las dificultades que conlleva
compartir 60m2 con 3 hijos y una esposa, al grado de obligarlo, ocasionalmente
a huir a su despacho en una facultad vacía de la Universidad de Kyung Hee o
regodearse con un partido de beisbol. Por su parte, Roberto Víctor Luna nos
invita a contemplar Itzacalco, un barrio del oriente de la ciudad de México,
desde la azotehuela de su departamento, al tiempo que hace un recorrido a
través de la historia de su barrio. La sicología chilanga aplicada al
coronavirus también está presente en su texto que tiene la facultad de hacernos
agua la boca con sus recomendaciones gastronómicas. En contraposición, Susana
Corcuera describe con gran maestría la vida en la lejana población rural de
Esquipac, donde el trabajo nunca se para, especialmente si la zafra está lista
para ser cortada. Por su parte, el poeta sudcaliforniano Rubén
Rivera Calderón nos habla de los tropiezos en un barco lleno de fantasmas que
resulta ser su propia casa, situada en La Paz, capital del Estado de Baja
California Sur.
También
están presentes en esta antología dos escritores que han combatido en primera
línea la epidemia, exponiendo sus vidas. Desde Nueva York, Fernando Morote nos
habla de su labor desinfectando edificios en una de las ciudades más castigadas
del mundo por el coronavirus, especialmente cruel con los latinoamericanos y
los afroamericanos. Pese a su heroicidad, nadie le aplaude sino que, por el
contrario, lo miran con recelo. Por su parte, el doctor Manuel Cortés Blanco,
epidemiólogo para más señas, nos habla de su agotador enfrentamiento diario
contra la enfermedad, al mismo tiempo que busca entretener y explicar la
situación a sus hijos. Algo similar le ocurre a Johari Gautier Carmona en Colombia,
donde intenta hacerle entender a su hijo no sólo que es el coronavirus, sino
porque debe seguir estudiando y haciendo deberes pese a no ir a clases. Y
encima sin poder salir al parque.
Jorge
Majfud expone su visión de los hechos a través de un original relato narrado
por un personaje de inquietante oficio; al tiempo que nos habla del asesinato
de George Floyd y su incidencia en la salud mental de Donald Trump.
Desde
Francia, el filósofo José Amezcua Bravo nos invita a reflexionar acerca de
nuestra responsabilidad en el contagio de la enfermedad y de cuán libre somos o
creemos serlo. Por su parte, Cyril Jouhannet expone en un diálogo las
consecuencias del proceder egoísta del ser humano en esta y otras crisis. No
aprendemos.
Finalmente
y no menos importante, Pascal Buniet describe desde Tenerife cómo será la nueva
normalidad; enmascarada, incompleta. Con unos ojos y el pelo como toda visión
de los otros seres humanos. Al mismo tiempo, nos recomiendo que, a pesar de
todas las desgracias y el confinamiento, no dejemos de vivir nuestras vidas.
Cada
uno de los autores ha aportado su visión acerca de la evolución de la
enfermedad en su respectivo país de residencia, así como la forma en que este
virus les ha afectado en su vida cotidiana. No obstante, han conseguido dejar
atrás los elementos que vemos a diario en las noticias (número de enfermos y
muertos, medidas a tomar, avances en la búsqueda de la vacuna, etc...), para
aportar visión caleidoscópica acerca de la tragedia más importante que hemos vivido
en décadas como especie. Espero que los lectores disfruten tanto de su lectura
como yo compilando los textos.
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