Por si no
tuvieran suficiente con más de un millón de infectados y más de 100 000
muertos, los Estados Unidos se ha convertido en un auténtico campo de batalla,
tras la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco llamado Derek
Chauvin. Este último presionó con su
rodilla el cuello del afroamericano durante más de 7 minutos sin importarle que
Floyd le suplicaba que le quitase la rodilla de encima ya que no podía
respirar. Floyd ya estaba esposado y
reducido por lo que no había ninguna razón para este proceder. De esta forma,
George Floyd pasó a engrosar la lista de los afroamericanos asesinados por un policía racista en Estados Unidos.
Al igual que
ocurriera con Rodney King, la muerte de George Floyd, grabada en video, despertó
la indignación e ira popular. En los siguientes días se han sucedido
manifestaciones pacíficas y actos vandálicos. Esperemos que no se disparen los contagios de coronavirus fruto de estas protestas masivas. En los últimos 30 años, no son
pocas las veces en que hemos visto en la tele un policía desenfundar
alegremente su pistola y descargarla en un afroamericano, alegando las excusas
más variopintas. También son varias las veces que hemos visto manifestaciones y
saqueos producto de una de estas
situaciones. Incluso, hace 4 años, un francotirador mató a 5 policías en el
marco de una de estas manifestaciones. Lo raro es que no hayan surgido más
francotiradores sedientos de venganza como Micah Jonhson en un país donde es
tan fácil hacerse con armas.
En cualquier caso, en esta ocasión parecieran
sumarse todos los males a la sociedad americana. Por una parte, una epidemia
que ha matado a más de 100 000 personas. Por otra parte, una crisis galopante que
tiene a 40 millones de norteamericanos pidiendo el subsidio por desempleo.
Finalmente, una explosión social que ha sumado el descontento anterior. Se ha
comparado esta situación con lo acaecido el día del asesinato de Martin Luther
King. En aquel entonces, el descontento por la guerra de Vietnam era muy
grande, pero la economía del país funcionaba. Con este panorama, la reelección
de Donald Trump que hace unos meses se veía muy factible, se ha convertido
ahora en una auténtica misión imposible. No obstante, si hay un país en el que
todo es posible, ese es Estados Unidos.
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