Desde que se
decretó el estado de alarma en España, existen dos horas que paralizan al país
independientemente de lo que los ciudadanos estén haciendo. A las 1130, cuales heraldos de la muerte, se
presentan ante nuestras pantallas el director del Centro de Coordinación de
Alertas y Emergencia; Fernando Simón, acompañado de ministros y de las máximas
autoridades de la policía y la guardia civil. Entre todos leen el macabro parte
de guerra. Las cifras que más llaman la atención son el número de muertos en
las últimas 24 horas, los nuevos contagios y el número de personas multadas y
arrestadas por no respetar el confinamiento domiciliario. Se trata de la hora más
triste de este país, las bajas no dejan de crecer y el dichoso pico que antecede
al descenso de la curva de contagios se ve cada día más lejano. Sin embargo,
hoy ha sido un buen día. Los días anteriores el número de nuevos contagios
aumentaba a razón de un 20% diario. Hoy, el aumento ha sido de un 18%. Sin
embargo, la noticia más importante radica en el hecho de que hoy, por primera
vez desde que empezó esta crisis, el número de muertos de las últimas 24 horas
ha sido inferior al de la jornada anterior. 655 decesos sigue siendo muchísimo,
pero estamos tan necesitados de esperanza que el número nos parece bueno. Habrá
que esperar a ver si esta tendencia se confirma en los próximos días. No
obstante las alegrías son breves, pronto el jefe de la policía nos dice el
número de idiotas que han sido detenidos la jornada anterior por incumplir el
confinamiento. Las pesadillas surgidas en las residencias de mayores donde los
contagios y decesos son masivos una vez que llega el coronavirus, echan más
vinagre en la herida.
Sin
embargo, existe otra hora que detiene el país; la hora del agradecimiento. Cada
día, desde que empezó el Estado de Alarma, los españoles salen a sus balcones a
las 8 de la noche a aplaudir. Los hay que sacan sus vuvuzelas y he oído que en
otro barrio incluso se pone el himno. Cualquiera que no supiera de qué se trata,
pensaría que la población enloquece periódicamente a las 8 durante unos
minutos, pero no. Damos las gracias a todas las personas que luchan en primera
línea contra el coronavirus, ya se trate de facultativos, enfermeras, policías,
militares, personal de limpieza, transportistas, etc… Amén del agradecimiento,
ese simple acto de salir al balcón a aplaudir esconde otro motivo
subconsciente. Nos constituimos en la porra de nuestro equipo cuya victoria es
más imprescindible que nunca. Finalmente, al igual que ocurriera en Italia con
las personas que salen a la terraza a cantar, nos mostramos frente a nuestros
vecinos porque necesitamos sentir que no estamos solos; no somos islas
separadas por el océano, sino que vivimos en una comunidad cuya unión y
fortaleza contribuirán a la derrota del Coronavirus. Las 10 de la noche. Toca
ver un rato la tele y luego dormir. Mañana hay que tele trabajar cómo se pueda
y esperar el nuevo parte de guerra.
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