Una estación de metro en Madrid. Un banco y un reloj al fondo en la
pared más lejana al público. El fin del escenario marca el fin de la estación. Cada
vez que supuestamente aparezca un tren se oirán los ruidos que éste produce al
llegar a la estación y Nicasio verá a un lado y otro del escenario moviendo
repetida y rápidamente la cabeza en busca de alguien. Nicasio lleva su atuendo
de trabajo, camisa, pantalón y traje. Desde el principio se verá un reloj indicando
las 12 y media de la noche. Pasarán un par de vagones antes de que él empiece a
hablar y a lo largo de la escena se irán oyendo cada
Nicasio.-
(aparte) Ya estuvo que este huevón del Gerardo me volvió a dejar plantado. Si
la verdad es que no es culpa suya. ¿Quién me manda hacerle caso? Siempre me
hace lo mismo y yo de gilipollas voy y le hago caso. En fin será mejor que me
vaya.
Se ve entrar por la derecha a
Libertad apurada. Va vestida con ropa muy colorista, lleva los pelos en punta y
carga un morral tipo marinero al hombro.
Mira a todos lados y finalmente se acerca Nicasio.
Libertad.-
Perdona tío, ¿no has visto a un muchacho más o menos de tu altura, con cara de
fumado, zapatillas Mike y el tatuaje del dragón de los caballeros del zodiaco
en el brazo derecho?
Nicasio.-
No. Llevo media hora en la estación, esperando a un amigo y no he visto a nadie
con esas pintas. Íbamos a ir a tomarnos unas chelas y divertirnos.
Libertad.-
¡Qué triste!
Nicasio.-
¿Qué?
Libertad.-
Que tengas que beber para divertirte.
Nicasio.-
(molesto) No todos tenemos la fortuna de vivir en paz con nosotros mismos como
tú.
Libertad.- (haciendo caso omiso del comentario) En
todo caso no será muy amigo tuyo cuando te deja esperando de esta manera.
Nicasio.-
(más molesto) ¿A ti qué te importa? Además, ¿dónde está tu amigo?
Libertad.-
Perdóoon. No quería ofenderte. Qué susceptibilidad Dios mío.
Nicasio.- Disculpa, no quise ser borde. Lo que pasa es
que he tenido un mal día en la oficina. (a
partir de aquí el ritmo de la voz irá creciendo hasta que, al final apenas se
le entenderá) Perdimos la posibilidad de presentarnos a un jugoso contrato
porque el hermano del jefe, que tiene coche de empresa, se le olvidó pasarme
una multa. Como teníamos un adeudo con el ayuntamiento nos rechazaron nuestro
proyecto. Y claro, ¿cómo yo soy el que me ocupo del papeleo y al otro estúpido
no se le puede decir nada por ser quien es, pues entonces yo me llevé la
bronca. (Con tono repipi) “Debías
haber preguntado” me dijo el jefe, como si el comercial no fuera lo
suficientemente grandecito como para venir a mi oficina y decirme “mira, me han
pasado esta multa, págamelo por favor”. Y claro ahora ya está que me van a
poner un expediente y seguro que me echan a la calle y…
Libertad.-
(poniéndole la mano en el hombro. Él se
echa hacia atrás instintivamente.) Tranquilo, tío. Estás muy estresado.
Nicasio.-
Es que me da que esta vez no me salvo. Me van a echar a la calle justo ahora
con la que está cayendo.
Libertad.- Por supuesto que nunca es un buen
momento para ser despedido, pero tampoco vale la pena vivir con miedo.
Nicasio.-
(le echa una mirada despectiva) Con
todo respeto, pero dudo mucho que sepas lo que es una responsabilidad.
Libertad.-
Mira quien fue a hablar. El que se emborracha para olvidar. Además, yo sólo
estoy aquí de paso me voy a ir a Inglaterra a estudiar un posgrado y trabajar.
Así fue como saqué la carrera y este viaje me lo estoy costeando con mis
ahorros. Pero antes quise darme una vuelta por el país e ir haciendo escalas en
todas las partes donde me apetezca.
Nicasio
.- Y por qué no te costeas un hotel en lugar de andarle pidiendo hospedaje a un
amigo.
Libertad
.- No me gustan los hoteles. Son muy fríos
Nicasio.-
Bueno ¿y qué vas a hacer ahora que te dejaron plantada?
Libertad.-
Sí. Bueno, la verdad es que llego con una hora de retraso.
Nicasio.-
Hombre, por muy guapa que estés no creo que haya paciencia que aguante tal
impuntualidad. Ahora que sí encuentras uno que te espere no lo dudes y cásate
con él. Hará todo lo que quieras.
Libertad.-
Gracias por lo de guapa. Por lo demás, no me interesa un esclavo.
Nicasio.-
Pero ¿cómo llegaste tan tarde?
Libertad.-
Vengo de Almería y no sabía que el tren hacía una parada en medio de la nada
para enganchar con los que vienen de Granada. El caso es que se demoró más de
la cuenta y aquí estoy, sola sin saber adónde ir.
Nicasio.-
Y ¿por qué no le llamas al móvil?
Libertad.-
Verás, es que, no lo tengo.
Nicasio.-
¿Y el de algún amigo suyo?
Libertad.-
No conozco a sus amigos. Bueno, de hecho a él tampoco lo conozco, más que de
chatear un poco con él en el facebook.
Nicasio.-
(horrorizado) ¿Qué? ¿Te ibas a ver
con un desconocido con el que platicas de vez en cuando sin saber quién es? ¿Tú
estás loca? ¿Sabes lo que te podría ocurrir?
Libertad.-
Bueno. Aquí estoy hablando contigo y tampoco sé quién eres. Y por lo poco, que llevamos
de conversación, muchos dirían que eres un poco rarito.
Nicasio.-
Sí, pero lo nuestro es distinto. Nos hemos encontrado en el metro fortuitamente.
Libertad.-
Ah, ¿Por qué ya hay algo nuestro?
Nicasio.-
No juegues con las palabras.
Libertad.-
Bueno, tengo una idea. Cómo ya tenemos algo en común, (a partir de aquí arrastra las palabras coquetamente mirándolo a los
ojos que se van poniendo más asustados
conformé salen las palabras) ¿porqué no me invitas a tú casa…para que
pueda… (de un solo tirón) conectarme
a la red y hablar con mi amigo (echa una carcajada al final) .
Nicasio.-
Qué graciosa. Definitivamente, el insensato soy yo por andar hablando contigo a
estas horas.
Libertad.-
¿Me tienes miedo?
Nicasio.-
Por favor.
Libertad.-
Bueno, entonces qué. Me vas a dejar ir a tu casa para localizar a mi amigo.
Nicasio.-
No. Si tuviera aquí mi ipod te dejaría conectarte pero me lo dejé en mi hogar.
Cuando me emborracho suelo perder mis cosas.
Libertad.-
Pero sí estás sobrio.
Nicasio.-
Porque en esta ocasión no tengo con quien divertirme.
Libertad.-
Me tienes a mí.
Nicasio.-
No bebo con quien no conozco. Prefiero hacerlo sólo.
Libertad.-
Perdona, no me he presentado. Me llamo Libertad, pero puedes decirme “liber”.
Nicasio.-
No me refiero a eso. No sé quién eres, ni qué haces aquí. Por cierto, yo me
llamo Nicasio.
Libertad.-
¿Ni caso? ¿Cómo si nadie te prestara atención?
Nicasio.-
No. Nicasio con una i entre al s y la o. (mira
al reloj). Déjalo. Mira lo más que puedo hacer por ti es acompañarte a un
cibercafé cerca de mi casa y ahí podrás conectarte y buscar a tu colega.
Libertad.
Bueno. Peor es nada.
Nicasio.-
Anda vamos.
Nicasio
y Libertad estarán sentados de cara al público. Frente a ellos habrá una mesa y dos teclados. Continuamente, estarán
tecleando y fingiendo que tienen en frente una pantalla. Para ello podrán
simular que leen o directamente apuntar con el dedo como si estuvieran
siguiendo el hilo de una lectura. De los lados del escenario y de la parte
trasera vendrán toda clase de sonidos relacionados con los cibercafés, desde
disparos de videojuegos hasta música y gritos de los clientes que no se verán.
Libertad.- ¿Siempre es tan ruidoso este sitio?
Nicasio.-
Se pone peor a partir de las 2 de la madrugada, hora en que ya están bebidos.
Bueno, qué ¿está tú amigo?
Libertad.
Todavía no lo he visto. Estoy revisando mi correo.
Nicasio.-
Y ¿qué esperas para hacerlo?
Libertad.-
Lo más seguro es que ya se haya ido a la fiesta a la que me iba a llevar por lo
que hasta mañana no sabré nada de él.
Nicasio.-
Pero si no lo contactas tampoco tendrás donde dormir.
Libertad.-
Tampoco sería la primera noche que paso en blanco en la calle. Además, ¿a ti
qué te importa?
Nicasio.-
No, nada.
Libertad.-
Y tú ¿qué estás viendo?
Nicasio.-
El periódico.
Libertad.-
¿La sección de economía? Vamos, es viernes en la noche. Relájate.
Nicasio.-
Eso precisamente estoy haciendo.
Libertad.-
No te entiendo.
Nicasio.-
Tengo unas cuantas acciones y para mí ver el resultado de las empresas es como
un juego. No sólo me gusta ver mis acciones subir sino también la baja de
aquellas en las que no invertí. El dinero que puedo sacar es muy poco. Lo que
pongo a prueba con mis conocimientos.
Libertad.-
No seas soso. Te echo una partida online al warcraft.
Nicasio.-
¿Al qué?
Libertad.-
¿No conoces ese juego? Hasta se hicieron colas nocturnas para comprarlo el día
de su lanzamiento.
Nicasio.-
Yo me quedé en el Doom.
Libertad.-
O sea en el paleolítico.
Nicasio.-
Sin embargo, si quieres jugar te echo una partida de billar online.
Libertad.- Bueno, a falta de pan, buenas son
tortitas. Anda, rompe tú. Sacan pichones.
Nicasio.-
(conforme vaya avanzando la partida se
irá emocionando) Me parece que te vas a comer tus palabras. Mira, nada más
arrancar ya metí dos bola.
Libertad.-
La suerte del principiante
Nicasio.-
(agita el puño) Y esto también es
suerte…(se mesa la cabeza) Te toca.
Libertad.-
Ahora vas a ver porque me llaman el taco más rápido del oeste.
Nicasio.-
Desde luego tiras rápido, pero tu puntería deja mucho que desear.
Otras
dos bolas embuchacadas y ya solo me queda una. Y con está ya queda concluida la
actual partida. ¡Toma! (con los dos puños cerrados y los brazos en alto)
Libertad.-
Este es un juego de abuelitas. Te echo la revancha en el speed racing car con
el coche de Alonso.
Nicasio.-
(falsamente compungido) No me gusta ganar y retirarme, pero debe entender
señorita que mis múltiples responsabilidades me obligan a descansar unas
cuantas horas al día, qué sé yo…
Libertad.-
Tú que vas a tener que descansar. Lo que pasa es que tienes miedo que una chica
te venza en una carrera porque seguramente vas pisando huevos.
Nicasio.-
Te vas a enterar de quién pisa huevos.
A partir de aquí, ellos dos dejarán
de hablar y tan sólo emitirán leves gruñidos en forma de ¡huy! O !ay! conforme
avance la carrera. De igual manera sus manos simularan que tienen una consola y
sus cuerpos se inclinarán hacia un lado otro simulando que están tomando una
curva hacia la derecha o izquierda. De fondo solo se oirá un ruido ensordecedor
de coches. Termina la carrera.
Libertad.-
¿Vés? Te lo dije, conduces a cámara
lenta.
Nicasio.-
(con tono infantil) Lo que pasa es
que mi consola no funcionaba bien.
Libertad.-
Ya, ya seguro. Si quieres te cambio de lugar y te doy la revancha.
Nicasio.-
Ahora sí ya me voy a dormir.
Libertad.-
Quédate un rato más.
Nicasio.-
Esto se va a poner muy pesado en unos minutos.
Libertad.-
¿Adonde quieres que vayamos ahora?
Nicasio.-
Yo no sé tú, pero yo me voy a mi casa a dormir. Si quieres hay un hotel cerca
donde puedes pasar la noche por unos 60 euros.
Libertad.-
¿Qué? Ni loca, es demasiado caro. Anda no seas aguafiestas. Estoy solita aquí,
tengo este morral que de por sí pesa y no conozco a nadie.
Nicasio.-
(seco) ¿Tú no tenías ahorros? Pues me
parece que vas a tener que emplearlos.
Libertad.-
Ten en cuenta que me tienen que durar y el instalarme en Londres, me va a
costar. Además, donde está la aventura. Para eso ya habría cogido un avión
directo al Reino Unido y seguramente ya estaría trabajando. No, antes de irme
quiero disfrutar de los rincones de mi tierra y vivir un poco la aventura,
antes de que la sociedad me conviertan en un autómata como…
Nicasio.-
Sigue. ¿Cómo tú? ¿Es eso lo que ibas a decir?
Libertad.-
Lo siento, no te conozco de nada y ya te estoy juzgando.
Nicasio.-
No te preocupes, acertaste. Esa es la opinión que la mayoría tiene de mí.
Se empiezan a oír grandes voces
desde los lados del escenario que irán en aumento hasta que salgan del escenario.
Ya llegaron los ruidosos de siempre. (se la queda mirando fijamente). De
acuerdo. No te confundas. Puedes pasar la noche en mi casa, pero mañana en la
mañana te vas.
Libertad.-
Hombre, muchas gracias, pero no quiero ser una molestia.
Nicasio.-
¿Te estás rajando?
Libertad.-
Para nada, pero no me gusta estar donde no me quieren. Al menos eso es lo que
deduje de tus palabras.
Nicasio.-
(respira hondo y responde irónico)
Señorita Libertad, ¿sería usted tan amable de honrar mi humilde morada con su
presencia esta noche?
Libertad.-
(risueña) Eso , ya es otra cosa. Vámonos
que ya no se oye nada aquí.
Se apaga la luz y cuando se vuelva
a encender se verá esparcido en el escenario una estantería con libros y
discos, un equipo de música y en el centro del mueble un plasma de 17”. Frente al mueble a poca distancia un sofá
individual. En el centro y a mitad de escenario una cama. Al fondo, de espaldas
al público se verá una mesa con un PC.
Hacia la derecha del escenario se verá una pequeña mesa redonda con dos sillas.
Entran por la izquierda
Nicasio.-
He aquí mi pequeño palacio.
Libertad.-
Ya veo. Una decoración minimalista.
Nicasio.-
Es la ventaja de estar solo. Te apañas con cualquier cosa.
Libertad.-
Eso también lo puedes hacer cuando andas con alguien.
Nicasio.-
No, por definición al estar acompañado tus necesidades se multiplican en por lo
menos un 100%.
Libertad.
Sí tú lo dices…
Nicasio.-
¿Quieres algo de cenar?
Libertad.-
No, tomé un bocata en el tren.
(Nicasio sale por la derecha y
vuelve con una colchoneta)
Nicasio.-
Aquí está. Es de cuando era pequeño por lo que quizá te quede justo, pero te
dará calor.
Libertad.-
Yo creí que me ibas a ceder la cama.
Nicasio.-
Me puedes pedir cualquier cosa en mi casa, salvo la cama. Para mí es sagrada.
Libertad.-
(haciéndose la ofendida) Pues vale,
pensaba invitarte mañana el desayuno, pero has perdido la ocasión por tu falta
de galantería.
Nicasio.-
(irónico) Lo siento, pero vivimos en
la época de la igualdad de géneros. Con lo que sería una muestra de machismo el
ofrecerte la cama por considerarte débil e incapaz de dormir en un saco.
Libertad.-
(molesta) Ustedes los hombres
confunden la igualdad con la falta de educación. Si fueras un buen anfitrión me
cederías la cama.
Nicasio.-
Y ustedes las mujeres quieren la igualdad para lo que les interesa y para lo
que no prefieren las formulas retrogradas.
Libertad.-
(cabreada) ¡Cerdo!
Nicasio.-
(también molesto) ¡Tonta!
Libertad.-
¿Qué? (se acerca a él y Nicasio retrocede)
¿Cómo me has llamado?
Nicasio.-
(en voz baja y con miedo) Tonta.
Libertad
(se carcajea) ¿Qué clase de insulto
es ese? ¿Dónde te han educado en el siglo XIX? Además eres un gallina.
Nicasio.-
Si te hubiesen cruzado la cara cada vez que decías un insulto verdadero,
también recelarías de todo aquel que se te acercase y serías más comedida en
tus comentarios.
Libertad.-
(desarmada) Lo siento. (se acaba de acercar a él y le mece el
cabello y lo abraza al tiempo que besa su mejilla) Creo que deberíamos dormirnos.
Nicasio.-
Sí. Tienes razón.
(Nicasio se dirige a la cama. Se quita el
pantalón la camisa y se acuesta. Mientras Libertad desaparece del escenario Se
apagan las luces y se enciende un halo espectral que acompañará a Libertad. Se
la ve dar vueltas. Se levanta camina en dirección de la cocina y regresa con un
vaso de agua. Se lo bebe, vuelve acostarse y vuelve a dar vueltas. Se levanta y
va a la cama de Nicasio que ya está dormido )
Libertad.-
(agitándolo del hombro) Dame espacio
por favor.
Nicasio.-
Mmmh…
Libertad.-
(se acerca y le da un beso en la mejilla)
Por fi, déjame entrar. Hace mucho frío.
Nicasio.-
(aun medio dormido) ¿Qué pasa?
Libertad.-
No puedo dormir en el suelo. Es muy incómodo y me estoy congelando.
Nicasio.-
Anda, pasa. Menuda aventurera estás hecha.
Libertad.-
¡Jo! ¡Qué incómodo es esto!
Nicasio.-
Por eso no te sugerí compartir la cama, amén de que no quería que te hicieras
ideas equivocadas.
Libertad.-
Tienes razón esta cama es demasiado estrecha para los dos
Nicasio.-
Lo ves …eh (mientras habla ella aprovecha
que el está muy al borde para tirarlo)
Libertad.-
¿Lo ves? Al final tanto ir de duro y me has acabado cediendo caballerosamente
la cama.
Nicasio.-
Te vas a enterar de quien es un caballero (le
retira bruscamente las sábanas y se sienta sobre ella para a hacerle cosquillas)
Libertad.-
(entre risas) No, para…ahí no.
Lo abraza con el fin de impedirle
seguir haciéndole cosquillas y el cae en la cama a su lado. Se quedan viendo
fijamente y se besan. Se oye una música sugerente de fondo y se apaga el halo
de luz.
La escena continúa en el mismo
sitio. En el escenario domina una luz de día. Libertad lleva una camisa larga a
modo de camisón y Nicasio unos vaqueros ajustados y el pecho descubierto. Ella
está en sus piernas y ambos están desayunando un bol de cereales.
Libertad.-
Esta para mí (toma una cucharada de
leche)
Nicasio.-
Y esta para Nico (con su propia cuchara)
Libertad.-
¿Qué quieres que hagamos hoy?
Nicasio.-
No sé. Me apetece quedarme en la mañana en casa, leyendo el periódico y si
quieres podemos ir por la tarde al cine.
Libertad.-
Fascinante. Toda una aventura.
Nicasio.-
Bueno, listilla, ¿qué sugieres tú?
Libertad.-
(Se levanta para volver a sentarse en sus
piernas pero viéndole la cara) Bueno, cómo el día es muy largo, primero
podemos (bajando la mano hacia el sexo de
Nicasio luego la depositará en el pecho) seguir un ratito más en la cama y
luego, porqué no ir al retiro a dar un paseo, para de ahí comer a un peruano
que me dijeron que está muy rico, sobre todo el ceviche y el pollo al ají. Si
quieres podemos ir al cine cómo habías sugerido y luego irnos de marcha para
volver sobre las 3 o 4 de la mañana. O mejor aún, directamente seguimos la
juerga hasta las 8 y acabamos con unos churros y chocolate. ¿Qué te parece?
Completísimo.
Nicasio.-
Joder tía eso no es un plan. Es el itinerario de una marathón. Sólo de pensarlo
me agoto.
Libertad.-
Perdone usted abuelito. No sé donde tenía la cabeza cuando se me ocurrieron
estas locuras.
Nicasio.-
Bueno, lo de quedarnos entre las sábanas un rato más no está nada mal.
Libertad.-
Ya sabía yo que eso te iba a parecer bien. Si es que sólo piensan en eso.
Nicasio.-
Mira quien fue a hablar devoradora de hombres. Te recuerdo que fue tu idea.
Libertad.
(juguetona) Vale. Así que tenemos
sexo y cine y lo demás no sabemos. Pues empecemos por lo primero (le empieza desabrochar el pantalón y luego
seguiremos improvisando. Se empiezan a besar y él la levanta en vilo para
conducirla a la cama mientras se le caen los pantalones y la deposita cuando
empieza a sonar el teléfono).
No
lo cojas. (estirando la mano)
Nicasio.-
Lo siento bonita, pero mi trabajo me obliga a estar localizable todo el tiempo.
(coge el teléfono que está en una de las
estanterías y responde en tono aburrido. Mientras hable con su madre hará toda
una clase de guiños imitándola) Hola mamá. ¿Cómo estás? ¿Yo? Muy bien. A
punto de salir a la calle a ver una exposición de fotografía… Sí me gusta la
foto… No, no me pasa nada, sólo que quedé con un amigo y ya voy a llegar tarde.
Si quieres te llamo el lunes… Vale, me pondré el abrigo… Besos.
(se dirige a la cama ya sin pantalones cuando
vuelve a sonar el teléfono) Mamá deja de llamarme que llego tarde…(se cuadra como militar). Perdone usted
don Eusebio… Sí la documentación estará lista el lunes a primera hora en su
despacho. Estoy trabajando en ello… No es ninguna molestia… que tenga buen fin
de semana.
Libertad.-
(molesta) ¿Has terminado ya?
Nicasio.-
(de espaldas al público y al pie de la
cama) Sí, pero me temo que vamos a tener que cancelar nuestros planes. Se
me había olvidado que tenía trabajo.
Libertad
(se pone en cuclillas en la cama y se acerca a él) Tú te crees que me puedes
calentar (le baja los calzoncillos)
como a un microondas y apagarme cuando se te da la gana ¡pues no! (asiéndole de los huevos, él dará un ligero
sobresalto para dar a entender la situación). Tú verás lo que haces, pero
más te vale tenerme contenta. Por las buenas soy muy buena, pero por las malas
soy temible.
Nicasio.-
(nervioso) Bueno, bueno, no nos
pongamos nerviosos que hay tiempo para todo.
Libertad.-
Así me gusta. Sólo por eso te voy a dar un premio. (agarra la verga de Nicasio y acerca su boca, mientras la luz se apaga).
(Cuando se vuelve a encender las luces, la
pareja está sentada en unas butacas de cine. Habrá dos o tres hileras de
butacas y ellos estarán en la de en medio. Ambos tendrán gafas 3D. Se oyen
disparos por todas partes y una voz femenina que grita ¡Jhonny, no!, al tiempo
que suena una detonación que marca el fin de la película acompañada de una
música heavy metalera )
Nicasio.-
Vaya bodrio de película. No es ni de acción ni romántica, ni nada de nada. La
próxima vez elijo yo.
Libertad.-
Ya me imagino tus gustos. Una película seudo-intelectual de esas que no
entiendes nada si no llevas un estimulante encima. No gracias, me temo que no
habrá próxima vez. Recuerda que me voy el lunes. Pero aunque la hubiera, no
tengo el menor deseo de ir a ver a Fassbinder o Goddart o cualquiera de esos
supuestos maestros del cine muy intelectuales que tan sólo te hacen roncar.
Nicasio.-
Hay más talento en un corto de esos directores que en cualquiera de las
películas que pueda hacer el mamarracho que produjo esto.
Libertad.-
Lo que pasa es que no entendiste bien la razón de venir a ver esta película. Si
ni opinarías diferente.
Nicasio.-
Pues ilústrame maestra
Libertad.-
Muy bien. En primer lugar, no vamos a necesitar esto (le dice retirándole las gafas). Además te ves ridículo con ellas.
Nicasio.-
Muy bien, ¿quieres explicarme cómo vamos a volver a ver la película sin las
gafas? ¿O es que crees que al verla distorsionada entenderemos mejor su
profundo significado?
Libertad.-
Yo dije que te iba a explicar la razón profunda por la que habíamos venido a
este cine, no que fuéramos a visionar otra vez la cinta.
Nicasio.-
¿Y cuál es esa razón tan profunda?
Libertad.-Yo
creo que ya la conoces. (dice mientras le va bajando la bragueta y empieza a
meter mano. Agáchate vamos a escondernos del revisor. Es lo bueno que tienen
estos cines decadentes que apenas supervisan si se ha quedado gente.
Nicasio.
Deja de hablar y vamos a lo nuestro.
(Se tumba en el suelo y ella se pone encima
de él mientras se apaga la luz).
Se encuentran nuevamente en la
habitación
Nicasio.-
¿Por qué no te quedas una semana más aquí? A fin de cuentas tus estudios no
empezarán hasta dentro de un mes.
Libertad.-
Lo que pasa es que tengo reservada mi plaza en el colegio mayor a partir del
lunes.
Nicasio.-
Podemos llamar y yo simulo la voz de tu padre y les digo que estás enferma y
que deberás retrasar unos días tu viaje. Luego hacemos una llamada a tus viejos
vía skype como si ya hubieras llegado y asunto resuelto.
Libertad.-
Míralo qué pícaro con lo mosquita muerta que parecía. Está visto que con tal de
satisfacer su polla los hombres son capaces de cualquier cosa.
Nicasio.-
No es mi polla la que habla sino mi corazón.
Libertad.-
Qué cursi y prosaico al mismo tiempo me saliste, pero no te hagas ilusiones. Me
iré y no volveremos a vernos.
Nicasio.-
¿Por qué dices eso? ¿Por qué rompes la magia del momento?
Libertad.-
Porque no quiero que te hagas ilusiones y luego lastimarte.
Nicasio.-
Por eso o porque tienes miedo de
quedarte más tiempo y enamorarte.
Libertad.-
No seas ridículo. Mira (se sienta en la
silla del comedor y le coge la mano), me caes bien y sí te estoy cogiendo
afecto, pero nada más. Esto no es los puentes de madison y ninguno va a quedar
marcado. Al cabo de unas semanas yo estaré en clase y tú seguirás con tus
números aburridos. Es lo mejor para ambos.
Nicasio.-
Lo dicho. Tienes miedo.
Libertad.-
Está bien. Me voy a quedar unos días de más, pero a cambio tú no sólo tendrás
que pagarme mi nuevo billete, sino también ausentarte de tu trabajo.
(Nicasio tuerce el gesto) Ves, no
acabamos de comenzar que ya te estás echando atrás.
Nicasio.-
Un momento. Una cosa es que no me guste la idea y otra muy distinta es que la
rechace. Acepto tus condiciones.
Libertad.-
¿Sabes hablar inglés?
Nicasio.-
Por supuesto que sí.
Libertad.-
Perfecto, pues entonces tú fingirás ser mi padre y llamarás a mi campus para
explicar mi retraso.(coge el teléfono y
marca un número) Ya está cógelo.
Nicasio se queda congelado por un
momento y finalmente ase el teléfono a través del cual hablará en un inglés
macarrónico plagado de spanglish.
Nicasio.- Hello? This is Libertad father.
Mi hija had to go England tomorrow but my libertad is sick. La gripe you know.
She will go in 7 days not this Monday next one. Sí, el lunes 14 vamos. That’s
it. Thank you very much and have a good Sunday.
Libertad.-(muerta de la risa)
¿Dónde aprendiste a chapurrear el inglés? Miedo me da que vayan a llamar a mis
padres.
Nicasio.- (molesto por las
burlas) Ahora vamos a ver qué tal lo haces tú. Vas a llamar a mi jefe y le
vas a decir que no voy a poder ir porque estoy enfermo simulando la voz de mi
madre. (coge el teléfono)
Libertad.-
Eso está chupado.
Nicasió.-
Pues adelante (le tiende el auricular).
Libertad.-
(con un tono afectado) El sr. Lamarque. Sí mire, perdone que lo moleste a estas
horas, pero verá es que mi hijo, Nicasio contrajo una enfermedad este fin de
semana y no se va a poder presentar en los próximos días en la oficina. Tan
pronto tenga la baja se la mando ….Ya sabe cómo son estos muchachos le dije
antes de que se fuera al cine que se llevara una chamarra, pero ya ve el caso
que nos hacen a los progenitores. Se creen que lo saben todo y mire ahora el
resultado…(se oyen unos gritos desde el
auricular) Muchas gracias Sr. Lamarque. (los gritos van in crescendo) Sí yo le transmitiré sus buenos
deseos. Adiooos.
Nicasio.-
Anda qué. Más que mi madre parecías mi abuela.
Libertad.-
Lo importante es que en ambos lados creyeron nuestra mentira.
Nicasió.-
No sé yo, mi jefe parecía más bien cabreado.
Libertad.-
Ya se le pasará (se sienta encima de él y
le da un beso). Y si no, pues ya tiene dos cosas para entretenerse
cabrearse y descabrearse. No irás a salir otra vez con tus temores de que te
vayan a echar. Además tu mismo me dijiste que en estos momentos sería muy
difícil reemplazarte, dado lo complejo de la contabilidad de tu empresa son sus
cajas A, B y Z.
Nicasio.-
(se va excitando conforme recita su
dialogo) Ya pero seguro estarán pensando en adiestrar a uno más joven y
ambicioso que yo. Me lo presentarán como un nuevo compañero y cuando ya le haya enseñado todo. ¡Zás! (se levanta de golpe y la tira al suelo), me
clavará la puñalada (representa el acto)
cual Bruto a César sin que surja Marco Antonio alguno a defender mi honor. Los
jefes me enseñarán la puerta, me darán una indemnización de mierda y adiós bien
gracias.
Libertad.-
(sentada en la cama) Otra vez,
volvemos a las teorías conspiratorias. Dime una cosa, cuando eras pequeño
tenías siempre los mismos temores.
Nicasio.-
Bueno, en el colegio no tenía miedo de mis maestros. De hecho era uno de los
mejores alumnos, pero por esa misma razón no simpatizaban mucho los niños
conmigo.
Sin
embargo, existía entre ellos y yo una fría indiferencia y, salvo un par de
bromas pesadas, nunca tuve problemas con mis compañeros. Ni siquiera me agarré
a golpes con nadie. En cambio en casa…
Libertad.-
¿Sí?
Nicasio.-
(serio) Digamos que el mejor elogio
que podía recibir de mis padres era pasar desapercibido. Nunca llevaba a mis
amigos. La única vez que lo hice fue un día que había quedado con un amigo para
platicar mientras paseaba al perro. En el parque, vimos a otros muchachos jugar
y se nos antojo. Por lo que atamos el perro a un banquillo y empezamos a patear
la pelota. Al volver a casa invité a mi amigo a tomar algo para seguir jugando
un rato. Fue entonces que mis padres vieron la correa mordida por Fido mientras
juagábamos y dedujeron que lo habíamos atado. Empezaron a echarme la bronca. Yo
creí que se cortarían frente a mi amigo, pero nada me hicieron el tratamiento
habitual de cuando me comportaba mal dándome correazos y todo. Mi amigo se
había quedado en la cocina tomando el agua, pero lo vió todo. Bueno, todo lo
que él quiso ver, porque cuando acabaron de golpearme me ordenaron que lo
despidiera, pero ya no estaba. Como la cocina tenía una puerta de salida, él
aprovechó para huir quizá temeroso de que le dieran el mismo castigo. El caso
es que no quiso volver a saber nada de mí y mi familia. Y todo porque el jodido
chucho había mordido la correa. No quiero ni pensar que habría pasado si lo
hubiese perdido. Me habrían matado a golpes. Esa era mi familia de mierda (se le
quiebra la voz al final y se cubre la cara)
Libertad.-
(abrazándolo maternalmente) ¿Nunca pensaste en denunciar los malos tratos?
Nicasio.-
(con una leve sonrisa) Se nota que soy mayor que tú. En esa época nadie hablaba
de malos tratos infantiles. No se concebía que un niño fuera a acusar con la
policía a sus padres y menos aun que las autoridades le hiciesen caso. Por si
fuera poco, tenía que ayudar a mi hermana en la escuela. Desafortunadamente
ella tenía problemas de aprendizaje y mis padres, pese a que los mismos
profesores se lo dijeron con insistencia, nunca quisieron aceptar el hecho. Su
solución fue pasarme el marrón y cuando ella sacaba malas calificaciones nos
castigaban a ambos. Un año pasé todo el verano calvo en castigo por que mi
hermana había reprobado. La única solución que encontré fue prepararle chuletas
a modo para que aprobase sin llamar la atención, pero a veces la descubrían y
vuelta a los castigos. Te juro que pensé en huir o suicidarme, pero nunca tuve
el valor de hacerlo. Incluso pensé en matar a mi viejo que era el más salvaje.
Mi madre tan sólo era una marioneta que obedecía a pies juntillas sus órdenes. Mi
salvación vino el día en que cumplí 18 años y a mi padre, que le gustaba mucho
beber, le dio una embolia. A partir de ahí, se quedó como un vegetal en su
silla y ya nunca me pudo levantar un brazo. Disfrutaba viéndolo inútil ahí
mientras yo podía seguir viviendo, follando y haciendo todo lo que a él le
había sido arrebatado de golpe. Por si fuera poco, mi madre necesitaba ayuda
para cuidarlo por lo que mi hermana tuvo que dejar los estudios para los que de
todas formas no servía. Inutilizado mi padre y pese a la pensión anticipada que
empezó a recibir, hubo falta de aportar dinero a casa, por lo que empecé a
trabajar. Además, aunque aportaba parte de mi jornal a la casa la otra mitad me
la quedaba yo para mis gastos por lo que, entre que estaba fuera de casa todo
el día trabajando y estudiando y los fines de semana me iba de marcha con mis
amigos, apenas pasaba unas cuantas horas en ese infierno.
Libertad.-
¿Nunca perdonaste a tu padre?
Nicasio.-
No. Puede que pienses que soy un monstruo, siendo además que ya murió. Pero no
puedo y no quiero. Perdonarlo sería una hipocresía. Me sigue hirviendo la
sangre cada vez que pienso en él.
Libertad.-
Pero ahora ya tienes 35. Ya han pasado 20 años de aquello. ¿Hasta cuando
piensas seguir atado a tu rencor?
Nicasio.- Hasta que el bálsamo del tiempo
surta efecto en mi memoria o que mi situación cambie tan drásticamente como
para, en un ataque de felicidad, poder dejarlo atrás. Pero seamos sinceros.
Nada de eso va a ocurrir.
Libertad.-
De acuerdo, no puedes olvidar y por lo mismo no puedes perdonar. Pero nadie te
obliga a ser infeliz. ¿Qué haces para estar a gusto? Tienes un trabajo de
mierda, pero te aferras a él con uñas y dientes. Me acercó a ti y te muestras
hasta desagradable para que no entre en tu vida. Tú no quieres ser feliz.
Nicasio.-
Me aferro a ese trabajo de mierda ya que es el que me permite vivir lejos de mi
familia. Pero además, yo no merezco la felicidad. Si fueras un poco más
perspicaz te darías cuenta de que soy un mierda. He roto con mi pasado. He tirado
por el desagüe a toda mi familia, incluso a mi hermana que no tenía culpa de
nada. Sólo he pensado en mi libertad y por ese egoísmo desmedido, merezco lo
que estoy viviendo.
Libertad.-
Tampoco te flageles. Abandonaste el nido ¿y qué? Es ley de vida. Yo misma lo
estoy haciendo ahora y no tengo el menor remordimiento. En todo caso, lo único
que has hecho es defenderte. Tú eres la víctima aquí, no el verdugo.
Nicasio.-
Gracias por tu sicoanálisis barato, pero eso no va a cambiar la forma en que me
siento. Verás no sólo se trata de mi familia. Yo cuando era pequeño creía que
estaba preparado para grandes cosas en el futuro. Que los años de sufrimiento
serían compensados con creces y que todos aquellos que me fastidiaban acabarían
inclinando su espinazo a mi paso en forma de respeto, incluído mi padre. Y
ahora me veo con casi 40 años y me doy cuenta de que siempre seré un mediocre.
Libertad.-
Sólo lo serás, si te convences a ti mismo de ello. Si te empeñas en seguir
viviendo una vida de mierda, nunca llegarás a nada. Pero si quieres, puedes
cambiar y buscar ser feliz. Dejar atrás tus rencores y construir una nueva
vida. Quizá nunca consigas el reconocimiento, perote sentirás mejor y podrás
abordar nuevos proyectos
Nicasio.-
Cuando hablas pareces un anuncio del happy power flower y por una parte te
envidio por ser tan optimista, pero por la otra te compadezco porque creo que
te vas a llevar más de una hostia en la vida. ¿Cómo es que siempre eres
optimista y feliz?
Libertad.-
No lo sé, supongo que forma parte de mi carácter. También es cierto que nunca
me ha faltado de nada, pero tampoco diría que me hayan consentido.
Nicasio.
Quizá el venir de un sitio lleno de luz y calor ayude en algo.
Libertad.-
Quizá. He oído que en proporción se producen más suicidios en países nórdicos
donde lo tienen todo, que en país en vías de desarrollo donde están jodidos. En
todo caso, no me gusta que me mires como a una niñata que no se entera de nada.
Desde los 16 años he trabajado en todo tipo de trabajos, desde peonadas hasta
limpiando la mierda para permitirme mis placeres y para realizar este viaje. Sé
que todo apesta, pero si encima me aferro a la idea de verlo negativamente, pues
acabaría como, como… pues como tú
Nicasio.-
Gracias por el cumplido. Pero dime ¿por qué te viniste conmigo si crees que mi
vida no vale la pena?
Libertad.-
Precisamente, porque creo que puedes hacer grandes cosas, a condición de dejar
de torturarte. Y créeme suelo tener un buen instinto para estas cosas.
Nicasio.-
O sea que quieres liberar mi espíritu puro y atormentado para que emprenda el
vuelo y brille. Típico de las mujeres. Lo que quieres es cambiarme.
Libertad.-
Sólo los tontos se regocijan en su miseria y desechan la ayuda de fuera.
Nicasio.
Además, no nos engañemos. No puedes hacer nada por mí te irás en unos días y lo
nuestro, como mucho, pasará a ser un agradable recuerdo de tus días de
aventurera que quizá le cuentes a tus nietos.
Libertad.-
(molesta) Tú que sabes acerca de lo
que haré o diré el día de mañana. Sólo estás buscando excusas para echarme de
tu casa y añadir mi abandono a tu lista de lamentaciones. Eres un cobarde al
que le encanta relamerse en sus heridas.
Nicasio.-
Nadie te pidió que vinieras a salvarme la vida.
Libertad.-
(ya enojada) No te preocupes ahora
recojo mis enseres y me marcho.
Nicasio.-
Eso. Así podré volver a mi vida tranquila en la que no tengo que dar
explicaciones de nada a nadie.
Libertad.-
(mientras recoge sus ropas y las mete
atropelladamente en la maleta) Eso, podrás volver a temblar cual flan a la
menor mirada reprobatoria de tu jefe y
montarte tus películas sobre un posible futuro y lo desgraciado que eres.
Nicasio.-
No veo el momento de volver a gozar de mi privacidad.
Libertad.-
Y tan privada. Cuando te mueras pasarán días enteros antes de que tus vecinos
se enteren de tu fallecimiento y lo sabrán por el olor.
Nicasio.-
Sí pero seguramente será mucho más tarde que tú que consumes drogas y te acuestas
con el primero que pasa a tu lado.
Libertad.-
Cállate imbécil. ( le da un puñetazo que
lo tambalea) Eres igual de imbécil que todos los demás. Se porta uno bien
con ustedes y ya te toman por una puta.
Nicasio.-
(pásandose la mano por la mejilla) Perdona.
No quise decir eso. Reconozco que me pasé tres pueblos. Pero da igual. Lo mejor
será que te vayas y que ya no nos volvamos a ver.
Libertad.-
Eso es lo único sensato que has dicho hasta ahora. ¡Adiós!
Se empieza a retirar cuando él la
coge por la mano y se arrodilla frente a ella.
Nicasio.-
No te vayas, ¡por favor!
Libertad.-
¿Para qué? ¿Para qué nos divertamos unos cuántos días y reproduzcamos esta
escena el próximo domingo?
Nicasio.-
Sí. No. Para qué me perdones. Para que me digas que viste en mí para
interesarte en mi persona, pese a ser tan mierda.
Libertad.
De qué sirve que te perdone si no lo siento de verás.
Nicasio.
Da igual. Necesito oír esas palabras pronunciadas con convicción, aunque esta
sea falsa. No pienso soltarte la mano, así me llenes de hostias la cara, hasta
que no lo digas.
Libertad.-
Está bien. (Respira hondo) Te perdono
el daño que me hiciste. Sé que no lo decías en serio. Que tan sólo estabas con
miedo y molesto. Respecto a tu pregunta, me interesé en ti por tu culo.
¿Contento?
Nicasio.- No mucho. Pero has cumplido. Puedes
marcharte.
Libertad se dirige hacia la puerta,
la abre, amaga con cruzarla, pero echa sus cosas al suelo y da media vuelta.
Libertad.-
Borra esa sonrisa de tu cara. Me quedaré hasta el domingo, pero luego me iré.
Nicasio.-
Gracias.
(Se apagan las luces cuando se enciendan
nuevamente se les verá acaramelados en la cama)
Libertad.-
Ahora sí llegó la hora.
Nicasio.-
Te acompaño.
Libertad.-
Tú crees que es buena idea. No te me vayas a echar a llorar.
Nicasio.-
No sé lo que haré cuando te vea desfilar por el arco de metal y te des la
vuelta y me mandes un beso para voltearte para siempre y avanzar hacia la
sala que te corresponde. Pero te aseguro
que hasta ese momento estaré firme e inconmovible cual estatua de cera. Luego…
Luego quizá me tire por las vías del metro pero hasta ese momento aguantaré.
Libertad.-
No te pongas melodramático. Seguro que cuando me vaya, te emborracharás con tu
amigote. En ese momento puede que, con la escusa de que estás borracho, llores
de verdad, pero al día siguiente te sentirás menos atormentado y conforme pasen
los días, notarás que el dolor afloja
hasta que un día conozcas a otra persona y te enamores o de plano acabes
saciando tus deseos con una puta.
Nicasio.-
Te noto muy desencantada del amor para ser tan joven.
Libertad.-
Por favor, ni que estuviéramos bajo el franquismo en que las mujeres no podían
tener relaciones hasta el día de su boda. Hablo por mi propia experiencia.
Nicasio.-
Y ¿te acostaste con un chapero?
Libertad.-
No, eso sí es más propio de los tíos. Lo único que sí hice fue emborracharme
cuando Pierre, el hijo del cónsul, se volvió a Francia. Y aunque al día
siguiente, estaba muy jodida, también sentí cierto alivio.
Nicasio.-
Es curioso, he bebido mucho y consumido algo de drogas, pero jamás lo he hecho
por un dolor amoroso. Aunque claro, eso tampoco es de extrañar si consideras
que nunca he amado…(lo mira sorprendida)
hasta ahora.
Libertad.- Gracias, pero preferiría que no lo
hubieras dicho.
Nicasio.-
Vaya eres la primera tía que no me exige que le repita esas palabras, incluso
sabiendo en el fondo sepa que no las
siento.
Libertad.-
No ves que me complicas la marcha.
Nicasio.-
Bueno, pues podemos hacer otra cosa.
Libertad.-
(se embala, habla rápidamente) No me
vengas a tentar con que me quede más días, que ahora sí que sí me tengo que ir.
Te quiero mucho, pero no voy a dejar mis
estudios por ti. Tengo que acabar mi formación y trabajar para sentirme
completa por mucho que te ame….(Nicasio
le tapa la boca con un beso)
Nicasio.-
Si tú no puedes quedarte yo sí puedo ir. Sí quieres.
Se acerca a la cama y saca de
debajo una maleta pequeña.
Nicasio.-
He puesto aquí lo más necesario. Este edificio se lo alquilo a mi compadre
quien no tendrá ningún reparo en mandarme el resto de mis cosas a Inglaterra
cuando le de mi dirección. Es más estoy seguro de que estará feliz de que deje
el piso ya que podrá alquilarlo más caro a otra persona o de plano venderlo. En
cuanto a mi trabajo, tienes razón es una mierda… No sé qué pasará. Pero quiero
estar a tu lado. Ya es hora de que viva.
Libertad
salta a sus brazos enrollándolo con sus piernas por la cintura y besándolo
mientras las luces se van apagando y se oye el sonido de los besos y la voz
Nicasio.-
Que perdemos el avión.
Libertad.-
No pienses en el tiempo y bésame….
FIN
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