Una de las
curiosidades que ha salido a la luz en estos días es la historia de las otras
epidemias que hemos atravesado en los últimos 100 años. Mucho se ha hablado, de
hecho, acerca de la mal llamada gripe española que acabó con entre 50 y 80
millones de personas en todo el mundo. Hubo islas del Pacífico donde perecieron el 90% de los
habitantes.
Sin embargo,
he de reconocer que nada sabía acerca de la gripe de Hong Kong que mató a cerca
de medio millón de habitantes de la isla y entre 30 y 35000 franceses y de la
gripe asiática de 1957 que mato a más de 110000 estadounidenses y 10 000
españoles. Cada una de las 2 gripes acabó con más de 1 millón de muertos en el
planeta. Y no tengo la menor duda de que en aquella ocasión, como en la actual,
los números de decesos no fueron exactos.
Por otra
parte, en lo que va de siglo XXI, hemos vivido ya unas cuantas epidemias y/o
pandemias, empezando por el SARS de 2002-2003 que contagió a unas 8000
personas y mató a cerca de 800. A este le
siguió la gripe A (N1H1) nacida en mi país y que afectó a 600000 personas y
provocó la muerte de más de 18000. El MERS, por su parte, apenas ha hecho daño
a los seres humanos pese a que su letalidad sea muy alta conforme al número de
contagiados oficiales 35% de unos 2000 casos.
La más
reciente epidemia de gran calibre fue la del ébola que, entre 2014 y 2016,
contagió en África a más de 28000 personas, muriendo más de 11000. Es decir,
casi un 40% de los enfermos de ébola murieron. La gran ventaja del ébola,
supongo, es su facilidad para detectarlo
a simple vista dadas las hemorragias y daños que provoca al paciente. Lo que
supongo que habrá contribuido a que su evolución no fuese más criminal.
Y finalmente, hemos terminando la década pasada
y empezado la actual con el coronavirus que trae a medio mundo a vueltas. En
los últimos 100 años hemos tenido 7 enfermedades que han trascendido sus
regiones y se han repartido entre varios países. Lo preocupante de la
enumeración anterior es que cada vez son más frecuentes las pandemias y sus
resultados más devastadores. Y lo cierto es que, dada la gran movilidad que
conlleva el sistema económico actual, veo muy difícil que se puedan atajar las
epidemias en origen y que no afecten a otros países, salvo que se controle a
los ciudadanos de todo el planeta como desean algunos. Para lo que sí ha
servido el coronavirus es para experimentar con el trabajo en casa. Nunca tantos
seres humanos habían trabajado desde sus hogares porque, como bien me señaló mi
compadre Juan Carlos, la tecnología anterior no lo permitía. No sé si ese vaya
a ser el futuro y de qué forma se vaya a encarar, pero lo cierto es que estamos
viviendo un antes y un después en nuestra forma de vida y trabajar. Ya veremos
en qué termina todo.
No comments:
Post a Comment