Amén de los 2
meses que llevamos de confinamiento, hay que tener en cuenta que cuando empezó
esta movida estábamos en invierno. Vicky no es muy amiga de salir a la calle
cuando hace frío. De hecho, hace un año y medio aproveché el puente de diciembre
(6-8) para visitar Grecia y fue todo un acierto ya que no hacía mucho frío y no
había casi turistas dado que ese festejo es exclusivamente español. Lo único
malo es que todos los sitios de interés cerraban a las 4 de la tarde, hora en
que desaparecía la luz solar. La otra gran ventaja para alguien madrugador como
yo, es que todo abre a las 8 de la mañana. El caso, para no hacerles el cuento
largo, es que no la convencí de que me acompañara. En la oficina donde
trabajaba hubo quien me hizo la ola por haber conseguido irme de vacaciones
solo. Pero como pueden ver no hubo ningún merito en ello.
En fin, vamos
a lo que te truje Chencha. Llevaríamos por lo menos 4 o 5 meses sin dar un
paseo juntos por el barrio. Y siendo sinceros no soy exactamente un amante de
estas caminatas, pero basta perder algo para que se le eche de menos. Sin
embargo, somos conscientes de que el virus sigue allá fuera por lo que
procuramos transitar por las calles menos concurridas. No obstante para poder
llegar a ellas tuvimos que atravesar Arturo Soria que estaba llena de deportistas
y caminantes algunos de los cuales no parecián estar en su franja horaria.
Aunque quizás sea yo el equivocado. Siempre he sido muy malo para calcular
edades. La verdad es que la caminata ha servido para reencontrarnos con el
barrio y ver los cambios que ha sufrido durante el encierro.
Son dos las
mutaciones que hemos visto en este paseo. Por una parte, una antigua cafetería
que se encontraba en una calle cercana, ha pasado a manos de una empresa de reproducción asistida. Por
otra parte, un terreno con una otrora casita encantadora se va a convertir en
no mucho tiempo en un horrible edificio de oficinas que no pega ni con cola.
Vicisitudes del progreso dirán algunos. Por lo demás, el transito parecía
normal y si no fuera por las mascarillas y el elevado número de personas que circulaban por la vía pública poca
diferencia veríamos con respecto a hace unos meses. La buena y mala noticia es que la gente no le tiene miedo al virus.
Buena, porque cuando finalmente salgamos será más fácil reactivar la economía.
Mala porque podría provocar un rebrote. Ya veremos
P.D. Si mañana
amanezco bien iré a correr.
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