Hace 12 años
inició la peor crisis de la era moderna, fruto de la irresponsabilidad y
avaricia desmedida de los banqueros y las aseguradoras. En aquel entonces se
habló de refundar el capitalismo, pero al final, salvo algunos retoques ornamentales
en la gestión de los bancos y la publicación de la lista de paraísos fiscales, nada
se hizo. Eso sí, se gastaron ingentes cantidades de dinero en rescatar a los
bancos a costa de los contribuyentes y, a falta de poder devaluar la moneda, se
devaluaron los salarios de los trabajadores y sus derechos. El problema era
humano y, salvo un mejor sistema de vigilancia poco más había que hacer. Afloraron
múltiples partidos llamados populistas que prometieron reformas de todo tipo,
pero los pocos que consiguieron acceder al poder de algún modo, acabaron
topándose con la cruda realidad de los vampiros de la troika y, cada uno a su
manera, se acomodó al sistema imperante. Ni siquiera Trump ha podido construir
su muro. Mucho ruido y pocas nueces. El único cambio significativo fue el
brexit como respuesta a la austeridad impuesta con modos dictatoriales por Angela Merkel que acabo hartando a los
británicos y de una miserable campaña racista contra los inmigrantes por parte
de los separatistas.
Hoy en día, un
simple virus ha conseguido lo que nunca se había conseguido; detener el mundo entero.
Las consecuencias son catastróficas en vidas humanas y pérdidas de trabajo. Son
varias las conclusiones que deberíamos sacar de este fenómeno:
1)
Nuestro maravilloso sistema económico que
interconecta a todo el mundo es francamente débil cuando un simple virus es
capaz de ponerlo en jaque.
2)
La producción de algunos productos estratégicos
no deben ser deslocalizados tales como las medicinas o productos sanitarios.
3)
No se puede descuidar la inversión en seguridad
social y menos aun reducirla con fines de ahorro de la administración porque a la
larga el coste es mucho mayor.
4)
Ante una crisis, la industria de un país debe estar
al servicio de sus compatriotas y reconvertirse para cubrir las carencias de
materiales necesarios. Por supuesto, pagando la producción de dichos materiales
a un precio justo.
5)
La disminución del agujero de la capa de ozono a
dimensiones de hace 4 décadas y la limpieza del aire en las grandes urbes por
la ausencia de aviones y coches demuestra la gran incidencia que tiene el
hombre en el medio ambiente, pero siendo optimistas también demuestra que los
males creados no son difíciles de revertir aún.
6)
Pese a que nos quieran hacer creer lo contrario,
esta crisis demuestra que somos mucho más generosos de lo que normalmente
creemos. Vecinos que le hacen la compra a los mayores, empresarios y
trabajadores que por iniciativa propia se ponen a fabricar material sanitario o
el simple hecho de hablar con un desconocido una hora para animarlo son vivo
ejemplo de esta actitud. Incluso ha habido enfermos que, dada su avanzada edad,
han renunciado a un muy necesario respirador para salvar la vida de un paciente
más joven. Por supuesto también hay
desaprensivos que buscan lucrarse con la situación o irresponsables que no
dudan en salir a la calle sin motivo porque creen que están por encima de la
ley. No obstante en este caso me quiero quedar con el vaso medio lleno.
7)
Una gran parte de los dirigentes de este
planeta, que han sido electos democráticamente, han demostrado ser
completamente incompetentes al seguir la estrategia del avestruz con esta
enfermedad. No quisieron verla hasta que fue demasiado tarde. Los incompetentes
fueron ellos, pero ojo, nosotros les votamos. De igual manera esta crisis ha
demostrado cuán desalmados pueden llegar a ser algunos líderes que, con un frío
pragmatismo matemático, prohíben que se lleven a ancianos a los hospitales para
que no los saturen y, además, niegan la ayuda económica a países más pobres y
necesitados. Estos también fueron votados.
Por último,
existe todo un debate en los medios acerca de cómo será el mundo después de la
enfermedad. Algunos afirman que esta crisis nos hará más humildes y conscientes
ecológicamente hablando, mientras que otros creen que todo volverá a ser igual
cuando aparezca la vacuna. En lo personal, me gustaría creerles a los primeros,
pero a mi edad y con varias crisis económicas a cuestas (En México la de 1982 y
1994 y en Europa la de 2008 y ahora esta), me temo que tan pronto se descubra
la vacuna volveremos a actuar del mismo modo que antes de la crisis. Eso sí los
de siempre, autónomos, pequeños empresarios y trabajadores pagarán los platos rotos. Ojalá
me equivoque.
No comments:
Post a Comment