Saturday, February 07, 2009

Fuga de talentos


Obra de Juan Carlos Muñoz inspirada en el relato Fuga de talentos

FUGA DE TALENTOS

Se trata, ni más ni menos, de los inmigrantes de primera clase; la crema y nata del chicanerío. Estos seres amorfos, talentos o potenciales, no tienen ningún problema en obtener la nacionalidad de cualquier país. La única diferencia que existe entre ellos (talentos y potenciales) radica en el hecho de que los primeros deciden abandonar a su país cuando ya son internacionalmente reconocidos por sus estudios científicos, obras artísticas o aptitudes físicas para el deporte, mientras que los segundos llevan a cabo su “fuga” cuando son jóvenes y desconocidos por todo el mundo. Si bien los talentos llegan al primer mundo con toda su documentación prácticamente en orden, los potenciales aprovechan ocasiones, como las becas estudiantiles, para mostrar sus capacidades y, a través de ello, abrirse paso en el angosto pasillo de la doble nacionalidad.
Ahora bien, lo que sí caracteriza a sendos grupos es su capacidad de hacer ver a los demás sus cualidades. Se les ve en forma de gigantescos cerebros emanando fórmulas matemáticas, físicas o químicas, como zapatillas de ballet realizando las más bellas ejecuciones o como veloces y certeros guantes de boxeo, por mencionar algunas de las formas que adoptan estos seres. El resto de sus cuerpos es totalmente transparente para los interesados en sus servicios.
Por otra parte, estos seres continúan sufriendo mutaciones una vez que se encuentran en su nuevo país. Cuando logran hacer algo importante ahí, los talentos o potenciales son presentados como respetables miembros de esa comunidad, a diferencia de los chicanos comunes que, cuando cometen un robo o asesinato, se les menciona con los adjetivos hispano, árabe, africano o coreano X; como si sus lugares de procedencia tuviesen que ver con la maldad del individuo. Incluso (sobre todo en los Estados Unidos), sus apellidos suelen sufrir interesantes cambios. Por ejemplo, David López (el segunda base de los Dodgers de Los Ángeles, campeones en 1981) se convirtió, por la pereza de los cronistas deportivos americanos y por la simplificación que permite el inglés de las palabras, en Dave Lops.
Finalmente, ¿podemos juzgar éticamente a los talentos y potenciales? Si bien es cierto que estos despojan a sus países de útiles ideas al abandonarlo, también resulta verdadero que la falta de libertad (cuando existía el telón de acero), la imposibilidad de desarrollar sus aptitudes en sus lugares de origen y el deseo de buscar un mejor futuro individual y para sus hijos, son argumentos válidos que esgrimen y justifican estas fugas. Claro está que no se puede hacer una simplificación tan burda de los motivos de los talentos que, en algunas ocasiones, tan sólo dan este paso por obtener mayor dinero o fama sin que les haga falta, o simplemente por molestar a un dirigente local. Incluso, hay quienes no dudan en vender sus conocimientos a sus enemigos. Tal fue el caso de algunos científicos de la ex República Democrática Alemana que, al caer el muro de Berlín, pusieron al servicio de los países árabes sus conocimientos en armamento nuclear.
Por último, es importante mencionar que incluso los talentos y potenciales fugados pueden llegar a correr peligros, pese a sus grandes conocimientos y aptitudes, si no adquieren la nacionalidad de su nuevo país. Por ejemplo, en alguno de los numerosos juicios que tuvo que afrontar Charles Chaplin en los Estados Unidos, el fiscal resaltó el hecho de que el actor y director no hubiese adquirido la nacionalidad estadounidense como algo negativo. Finalmente, en la primera oportunidad, Chaplin fue desterrado del país. Asimismo, John Lennon vivió constantemente amenazado de ser expulsado por sus actividades en favor de la paz y por no tener la nacionalidad yankee que luego adquiriría.
Tomado de Bestiario Chicano