Saturday, February 18, 2012

SOBRE EL ATAQUE TERRORISTA A LA FRESH GALLERY

Hace unos días, me enteré del despido fulminante de Mario Vaquerizo como tertuliano de la COPE, tras protagonizar una foto con su esposa disfrazada de monja medio encuerada,  inspirada claramente en La Piedad de Miguel Ángel. Unos feligreses se ofendieron e hicieron público su malestar a los dueños de la cadena, quienes cedieron al clamor popular. Yo no sé si existía una cláusula en el contrato del sr. Vaquerizo que le impidiese participar en manifestaciones artísticas que ofendiesen a la sensibilidad católica y, la verdad, poco me importa. Eso le pasa por trabajar en un medio ultra conservador, que no facha. Si la cosa se hubiera quedado ahí, no me habría molestado en escribir este artículo. Sin embargo, las secuelas a este incidente han adquirido un tono muy grave la tarde del 17 de febrero.
La foto que provocó el despido de Vaquerizo formaba parte de una colección de 30 instantáneas de Bruce LaBruce que se exponen en la Fresh Gallery a cual más explícita en su tono transgresor. En lo personal, esas provocaciones fáciles me parecen pueriles y por ello no voy a asistir a la exposición, pero hasta ahí mi rechazo.  El mismo día 17 se esperaba una manifestación del partido Alternativa Española a las 7 y media. 5 horas antes un o unos terroristas lanzaron cócteles molotov destruyendo la luna de la galería. Afortunadamente, o mejor dicho gracias a Dios -nunca mejor dicho- los explosivos no reventaron y todo se quedó en un susto. Sin embargo, no se puede minimizar por ello la barbarie y la intención criminal de los agresores. Si bien es cierto que el ataque se produjo cuando no había nadie dentro, dudo mucho que el culpable -partiendo de la base de que sólo se trate de un subnormal-, supiera a ciencia cierta este hecho, ya que la galería es bastante amplia con escaleras y no creo sinceramente que se pueda vislumbrar todo el interior desde afuera. Pero aun aceptando que sí lo sabía, la explosión y el posterior incendio podrían haber provocado la muerte de los vecinos de los pisos superiores. ¿Pensó acaso en ellos el terrorista? Desde luego que no. Espero que se trate de un ataque aislado cometido por un perturbado y no una acción concertada. Una vez ocurrido este atentado sólo queda esperar que la policía consiga llevar tras las rejas al criminal. Respecto a ésta última, cabe señalar la disparidad de criterios seguida según la latitud en la que se encuentren y el tipo de manifestaciones a las que acuden.   Mientras que en Madrid sólo acudieron 4 furgones a salvaguardar el orden durante la manifestación de Alternativa Española, en Valencia fueron hasta 9 furgones a la entrada de un colegio. Mientras que en Madrid había más que presunciones de posibles actos violentos visto el incidente de las 2 y media y el hecho de que el centenar de manifestantes protestaba contra lo que ellos consideran blasfemias, en Valencia  se necesitaban el doble de furgones para aplacar a unos 80 estudiantes pacíficos que tan sólo pedían que sus aulas tuviesen calefacción. Es decir protestaban porque tenían frío. Aparentemente, según el criterio de la policía valenciana o de sus jefes políticos, el frío trastorna más la cabeza que los insultos religiosos. Por último, espero que todos los medios que condenaron las amenazas al periódico danés por las viñetas burlonas al islam muestren su repulsa a este acto barbárico, independientemente de sus credos y líneas editoriales.  Igualmente espero que, en el supuesto de que el culpable pertenezca a un partido político, que su agrupación condene el ataque terrorista y, si no lo hace, que caiga sobre ellos todo el peso de la Ley de Partidos.

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