Thursday, November 01, 2018

OSESIONES CINEMATOGRÁFICAS


3. Il y a longtemps que je t’aime

Finalmente se desvela el secreto. Después de 15 años de cárcel por haber matado a su hijo y meses de convivir con su hermana Lea (Esla Zyberstein) sin dar la menor explicación, Juliette (Kristin Scott Thomas). Las prisas por terminar de hacer la cama e irse con su cuñado que la va a acercar en coche al trabajo, la hacen dejar descuidado el papel que dilucidará el secreto. Se trata de unas pruebas médicas del hijo asesinado. Con la ayuda de un amigo médico, Lea se entera finalmente que su hermana acabó con la vida de su hija para evitarle un gran sufrimiento antes de morir.
“Nosotros estábamos aquí… No contábamos acaso… Te podríamos haber ayudado” son algunos de los reproches que Lea le suelta a su hermana tras saber la verdad. Tras saber que su hermana había sido proscrita de la familia como si hubiese muerto y encarcelado no por un rapto de locura, sino por un simple acto de compasión hacia su hijo.
-“Habrías hecho, ¿qué? Cuando escupía, cuando se sofocaba, habrías hecho ¿QUÉ?”, es la respuesta iracunda de Juliette. No obstante ese pleito sirve de catarsis. Finalmente, puede hablar de lo que hizo y cómo ejecuto a su vástago. Tras jugar toda una tarde con él en una casa verde de campo de la familia y leerle los cuentos que más le gustan al niño, su madre lo había acostado y le había dicho que le pondría una inyección. “No hay peor cárcel que la muerte de un hijo. De esa no hay escapatoria”, sentencia Juliette.
Sinceramente, cada vez que veo esa película me cuesta contener las lágrimas en esa escena. Recomiendo verla película en versión original ya que el ligero acento británico de Scott Thomas cuando habla en francés le dan mayor fuerza a sus respuestas durante el pleito  de Juliette con su hermana. Además, y teniendo en cuenta de que en estos días se está debatiendo la legalización de la eutanasia en este país, creo que esta película como tantas otras son un excelente argumento para quienes están a favor.  

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