Friday, March 27, 2020

La solidaridad nacida del coronavirus




Como todos sabemos, las guerras y las crisis de toda índole sacan lo mejor y lo peor de cada persona. Cómo ejemplo de lo segundo, mencionaré el caso de una farmacéutica que vendía las mascarillas a 6 €, aprovechando la escasez.
            Sin embargo, hoy quiero mencionar algunas de las iniciativas espontáneas que recorren la península. Cómo sabemos, las principales víctimas de esta enfermedad son las personas mayores.  De hecho, cada vez que el virus se instala en una residencia los resultados son devastadores. Por ello, no es de extrañar que la mayor parte de estas iniciativas estén destinadas a cuidar a estas personas mayores y romper el aislamiento en el que se encuentran ya sea en sus casas, en las residencias o en los hospitales.  
            Entre las primeras, se encuentra el hacerle la compra a los vecinos, aprovechando que se tiene que ir al supermercado. Normalmente son los hijos los que se ocupan de esa labor, pero estos no siempre se encuentran en la misma ciudad y, por supuesto, algunas veces las personas mayores no tienen familiares que les asistan. En estos días, los vecinos realizan gustosamente esa labor para evitar que esa persona se exponga al contagio.  Incluso hay quienes les cocinan la comida cuando los mayores no pueden hacer esa labor. Por otra parte, desde que se decretó el Estado de alarma, miles de personas viejas se han quedado aisladas en sus casas, residencias u hospitales sin poder comunicarse con los seres queridos. Para romper ese bloqueo ha surgido la iniciativa mirarte otra vez en la que se solicita la donación a empresas y particulares de tablets para llevarlas a los hospitales y permitir que los familiares puedan conversar y verse las caras a través de una video conferencia. Con el mismo fin, “adopta un abuelo” pone en contacto a voluntarios con personas mayores en residencias. El 60% de estas personas no recibe nunca una  visita nos dicen en la página web de la iniciativa. Tan solo hay que rellenar un formulario para buscar que ambas personas (el voluntario y la persona mayor) sean compatibles en gustos y puedan tener una plática amena.
            Existen otras iniciativas que buscan aliviar las carencias de material médico en los hospitales. Los centros de cirugía estética han ofrecido sus respiradores artificiales tan necesarios, las empresas textiles y algunos particulares se han puesto a producir mascarillas y batas e incluso los taxistas de Madrid llevan a enfermos y médicos gratuitamente. 
            Estas son unas pocas de las tantas iniciativas que han surgido en las últimas semanas. Con ellas se demuestra que el ser humano no es el ser egoísta que solo piensa en sí mismo y que sólo busca su propio interés, sino que tiende a confratenizar y se preocupa por los demás. Desafortunadamente, los políticos y mandamases parecen ser hechos de otra materia. Solo buscan echarse las culpas a la cabeza para sacar rédito electoral. Y qué decir de los líderes europeos –especialmente Merkel y el holandés Rutte- que han demostrado cuán egoístas y miserables pueden llegar a ser al negarse a emitir coronabonos respaldados por toda la Unión Europea. Dicho de otra manera, esa propuesta pretendía emitir títulos de deuda europea para que cuando un país de la UE pidiera prestado todos los países de la Unión avalasen esa deuda en lugar de que el país deudor lo haga a título personal. 11 años atrás se habló de emitir eurobonos, pero Alemania se negó alegando las irregularidades e irresponsabilidades económicas cometidas por los países del sur, especialmente Grecia. No consideraban justo pagar los despilfarros de ciertos países, pero en la actualidad todos los países de la Unión, incluído Grecia, han saneado sus economías y se han ceñido al déficit exigido por Alemania, por lo que ese argumento carece de toda validez por más que el impresentable ministro de economía holandés quiera resucitarlo. Veremos si 15 días más de contagios y muertos consiguen humanizar a los políticos, pero así con esas posturas egoístas no es de extrañar que aumente el euroecepticismo y el odio a los líderes alemanes y holandeses.

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