Sunday, January 04, 2009

HISTORIAS DE LA JODIDA CRISIS

III

Los periódicos de este último día del año coinciden en señalar que el 2008 ha sido un pésimo año para las bolsas mundiales. Lo peor del caso es que ningún hecho nos permite aún vislumbrar el final de esta crisis universal. Por ahora, sólo hemos oído aseveraciones patrioteras y que pronto se han descubierto falsas sobre la fortaleza de algunas economías o mitos urbanos sobre la intocabilidad de los países emergentes ante esta situación. Es cierto que, por primera vez en la historia, esta crisis se ha abordado de forma conjunta en distintos foros internacionales. Ahí están todas las cumbres habidas hasta ahora, entre ellas la tan famosa de Washington, a la que Zapatero logró asistir a base de mendigar uno de sus asientos a Sarkozy. Pero, independientemente de los avances que se pudieran conseguir en estas reuniones, la impresión que dejan de cara a la opinión pública es que tan sólo se citaron para demostrarle a la gente que sí se preocupan aunque no hayan avanzado en casi nada.
Por otra parte, si bien y sin que sirva de precedente, un alto cargo entonó el mea culpa, por las políticas que adoptó y que incidieron directamente en la gestión de esta crisis, el hecho es que vivimos en un mundo de la impunidad absoluta para unos cuantos. Fraudes del tipo Maldoff, quien por cierto ya tiene un cadaver en su conciencia, se han estado repitiendo en todas las latitudes durante los últimos años. Algún experto acusa directamente a los políticos porque ya sabían el desastre que se avecinaba con anterioridad y no tomaron medidas de control, pero como van estos a emprender acciones contra sus verdaderos amos. En efecto, vivimos en un mundo en el que el verdadero poder se comparte por un puñado de Presidentes (que se pueden contar con los dedos de una mano, y quizá eso es excesivo también), dos grandes instituciones financieras y un selecto grupo de grandes empresarios. A fin de cuentas, son esos grandes empresarios y portentados del mundo de las finanzas quienes les pagan sus ostentosas campañas electorales a los políticos y eso implica forzosamente una servidumbre y deudas que indudablemente acaban pagándose. Mientras que siga fluyendo el efectivo se podía seguir especulando sobre la futura miseria. A cambio, los políticos también pueden hacer lo que les venga en gana sin castigo alguno por parte de sus amos. Un ejemplo muy claro de esa impunidad es la del expresidente del Banco Mundial, quien le dio aumentos excesivos a su novia violando así las normas de la institución. En este caso no hubo duda alguna sobre el comportamiento ilícito del personaje, pero su castigo fue, pese a las reticencias del propio Bush que lo apoyó hasta el fin, el cese del cargo, nada más. La sociedad civil, por ahora, tan sólo puede expresar su indignación frente a ciertas desiciones, pero como sigue atribuyéndole el peso que no tiene a los políticos, rara vez hace actos de rechazo a las multinacionales y a las instituciones financieras, cuyos dirigentes ni siquiera son electos por el pueblo. Dicho sea de paso, ¿donde estaban los expertos del FMI-Banco Mundial tan adictos a dar consejos-ordenes, en los momentos en que se fraguaba la crisis? En un mundo en el que una casta superior de gobernantes –políticos, financieros y grandes empresarios- tiene la impunidad asegurada y representa el ejemplo a seguir, es normal que surjan imitadores o candidatos a sucederles en el cargo y que se valgan de los mismos medios. Al generalizarse la corrupción y la mentira y al carecerel sistema, en el fondo, de valores, acaban resintiéndose todos sus cimientos ya que se basa en gran medida en la confianza que suscita entre sus inversores.

3 comments:

Anonymous said...

Suscribo totalmente todas y cada una de sus palabras! Creo que hacemos un flaco favor a la sociedad silenciando todas estas cuestiones. Los periodistas (o al menos la mayoría) se limitan a criticar al enemigo ideológico de su línea editorial y no se paran a ver la situación desde un punto de vista global...
Lo dicho total sintonía con sus ideas Sr. Lombera!

Anonymous said...

Señor Anonymous: Echar la culpa a los periodistas es matar al mensajero. Sepa usted que hay periódicos de todos los colores y formas, así que para tener una visión de conjunto, habrá que leer y escuchar más de un medio de comunicación, digo yo. En cualquier caso, viva la libertad de expresión. Firmado: Humildus Plumillus.

Anonymous said...

Estimado/a Sr/a Plumillus: no me refería al periodista como persona, bastante tiene con ir realizando su tarea diaria para enfrentarse a la ideología que le marcan desde su medio de comunicación. Mi protesta va encaminada a esos grupos de opinión, perfectamente orquestados que hacen que determinados temas (alternativas a los combustibles fósiles, descenso de los logros obreros conseguidos tras tantos años de lucha, etc.) pasen desapercibidos y nos entretengamos con otras minudeces que hacen que los temas que apunta el Sr. Lombera no los analicemos como sería necesario.
Por otra parte, por supuesto que viva la libertad de expresión (real no mediatizada por intereses económicos).