Wednesday, November 12, 2014

ESCRIBIR A MANO EN LA ERA DIGITAL

III. La mirada al vacío
Como ya mencionamos en el primer capítulo, uno de los momentos más exquisitos nos llega cuando en medio de una frase detenemos nuestra pluma y alzamos la mirada hacia delante un instante para luego volver a agachar la cabeza y proseguir. En ese sentido, sólo el hecho de escuchar las palabras y diálogos antes de plasmarlos superaría este momento. Pero cabría  preguntarnos ¿por qué nos produce tanto placer esa ligera pausa que se repite varias veces al cabo de un escrito y cuyo motivo principal suele ser elegir una palabra para continuar? En realidad, ni siquiera uno es consciente de dicho placer. El nivel de abstracción que se produce en esos momentos es tal que ni siquiera te das cuenta de que estás rodeado de un mundo material. Tus ojos se posan en un cuadro, pero difícilmente podrás describir sus características segundos después. Miras sin mirar.  El placer viene de comprobar el grado de compromiso que se puede llegar a adquirir con la propia creación. Y ¿Qué es lo que se está mirando en esos momentos? En un primer lugar, se podría pensar en una mirada interior en busca de la respuesta ausente. No obstante, lo que yo creo, es que se trata de una mirada a la nada absoluta. Se trata, en definitiva de una micro epifanía que nos dirige a un sitio de paz y armonía total. No obstante, el engaño una vez que volvemos viene de contentarnos con haber superado nuestro escollo, lo que impide afortunadamente lamentarnos de la felicidad perdida. Ahora bien, ¿se puede presentar esta situación cuando estamos ante la pantalla? Imposible. Alzar  la mirada tan solo nos remite al texto que estamos escribiendo en ese momento. La cercanía con la pantalla y la cantidad de estímulos que tiene (como por ejemplo ver si ya acabó el México Holanda en el que México está ganando 3-2 con dos goles de Vela y uno del chicharito) que cualquier evasión resulta simplemente imposible. La única distracción permitida es levantarse y dar uno de esos paseos que suelen terminar misteriosamente ante la nevera, pero afortunadamente no hay abstracción alguna en esos casos. Lo contrario conllevaría serios riesgos a mi salud. En fin los dejo para entrar en otro mundo maravilloso acompañado de Morfeo. Aquí les dejo la segunda parte de mi relato de mi puño y letra. Lo dicho los 3 primeros que los descifren se llevan una caña. Un abrazo
P.D. Les ganamos a los holandeses y nos vengamos de lo del mundial. ¡VIVA MÉXICO!

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