Tuesday, June 09, 2020

CUMPLEAÑOS DE VICKY

Hoy es el cumpleaños de Vicky. Desde hace más de 20 años, solemos celebrar nuestros cumpleaños con un grupo de amigos en algún restaurante. La suerte quiso que el último cumpleaños que pudimos celebrar de esta manera fuera el mío. Desde hace ya unos cuántos años,  se han sumado a mis festejos  dos de mis sobrinos y el hijo de mi amigo el pintor Juan Carlos así como mi longevo amigo Armando y su esposa Marie.

Me he propuesto, en los festejos de mis cumpleaños, ampliar el conocimiento gastronómico de los menores y que sepan que en la vida hay algo más que las hamburguesas y las pizzas. Aparte que a mí me gusta la comida de todas partes. Quizá por eso sufro tanto cuando me veo en la necesidad de hacer dieta para pagar por los pecados pasados. De esta forma, en los últimos años hemos comido en restaurantes mexicanos (como  no podía ser de otra manera dados mis orígenes), peruanos, indios y árabes. Y hasta eso debo decir que los menores no solo se han comportado muy bien, sino que han disfrutado de la variedad. A ver a dónde los llevo el próximo 3 de febrero si es que el coronavirus me lo permite.   

En cualquier caso, desde que empezó esta enfermedad ya son 3 los festejos colectivos que hemos tenido que cancelar. El de mi suegro, el de mi compadre Juan Carlos y ahora el de Vicky. Para la pareja del festejado, eso conlleva una dificultad añadida; conseguir que la persona festejada no se entere de que su regalo ya está en casa. En otros tiempos, esa era una  labor sencilla debido a las horas que pasaba en el trabajo o en clases de fotografía Vicky. Supongo que mi comadre Ana se las vio y deseo para que Juan Carlos no se enterase de que su regalo era una tablet o no sé si coincidió la entrega con el día. El día que traje el objetivo fotográfico pensaba esconderlo en la cocina mientras pasaba la inspección sanitaria a la que me somete Vicky cada vez que salgo. No acababa de darle la vuelta a la llave cuando me la topé armada de un  rociador que contiene una mezcla de agua y lejía y que esparcimos en suelas de zapatos y guantes. Lo bueno es que estaba tan ocupada en atajar al potencial virus que apenas reparó en la bolsa del objetivo. Por si acaso había puesto por delante una bolsa de la compra. Una vez desinfectado, le dije que no se preocupara del resto que ya lo hacía yo. Y por fin se me abrió la ventana de oportunidad para introducir el objetivo fotográfico en el armario del estudio. Otra bronca fue conseguir el papel para envolver el regalo ya que el vendedor no tenía. Por si acaso había hecho virtud de la economía empleando los restos de un antiguo envoltorio de los regalos de navidad. Sin embargo, la suerte me volvió a acompañar ya que precisamente ayer mi esposa tuvo que salir varias horas de casa, momento que aproveché para pasarme por la librería. Eso sí, reconozco que la presentación no me quedó muy currada que digamos, pero le eche todas las ganas. En fin, no es lo mismo, pero lo importante es que mi querida esposa se lo haya pasado bien en su día. Ojalá que así ocurra con todos los que festejan sus cumpleaños en este periodo. ¡FELICIDADES!, en cualquier caso.  


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