Saturday, November 22, 2014

ESCRIBIR A MANO EN LA ERA DIGITAL

VIII La experiencia de escribir con pluma estilográfica. Último capítulo

Este es el octavo y último capítulo que escribo a mano. Curiosamente, también es lo último que escribiré en este cuaderno que llega a su fin con este artículo. Y siendo que este es un doble canto del cisne, he decidido hacerlo de la manera más elegante posible; con una pluma estilográfica que le pedí prestada a Vicky. Ella me pasó su Mont Blanc con una mirada de desconfianza. Pero cuando me vio como me desempeñaba con ella entre las manos …. una lágrima resbaló de su mejilla. Pese a no ser un experto en la materia, sé como todo el mundo que el uso de estas plumas es más complicado de lo que parece. En primer lugar, si el cartucho es nuevo y de distinto color al anterior, hay que hacer una serie de garabatos hasta que deje la pluma de pintar con el anterior color y pase al nuevo. En segundo lugar, siempre es fácil mancharse las camisas y finalmente, existe el riesgo de que se seque el cartucho. Me indica el experto en la materia Armando Ávila, que, en dicho caso lo que  hay que hacer es sacar el cartucho, lavar la pluma con agua caliente. Posteriormente se sopla para vaciarla y finalmente se pone un cartucho nuevo. Además, en ocasiones pareciera que la tinta no quiere salir y uno batalla desesperadamente para escribir una sola letra. Aunque me indica Vicky que eso se debe más a mi falta de pericia que a la pluma en sí.
                No obstante todo lo dicho, escribir con una pluma estilográfica proporciona al autor una sensación aristocratizante. Uno se siente estar compartiendo las mismas sensaciones que cualquiera de los autores admirados habrían sentido al escribir sus obras culmen a los que  jamás los imaginaríamos con una pluma bic, por ejemplo. En cambio si los visualizamos fácilmente con una Mont Blanc por más que, quizá, esos autores empleasen máquina de escribir y no tuvieran ingresos suficientes para darse esos lujos. Otra de las razones por las cuales nos gusta emplear una pluma estilográfica radica en un cierto gusto secreto por hacerla desfilar la punta sobre la celulosa. El ruido mismo, como un tañido tímido de violín y el procedimiento ritual de dejar un tiempo prudencial pasar antes de cerrar el cuaderno para dejar que la tinta se seque forman parte de ese oculto placer. En fin, se trata de una experiencia en la que el autor busca estar al nivel del medio empleado.

En estos artículos, hemos visto las ventajas e inconvenientes de escribir a mano. Recapitulando, diré que esta experiencia me ha permitido conectar con el autor de mis primeros textos y disfrutar haciendo lo que más me gusta en el mundo, amén de hacerlo con más asiduidad y concentración una vez que me he alejado de las tentaciones del PC (y eso que ahora se están llevando a cabo los juegos centroamericanos y por primera vez en décadas, México le está ganando a día de hoy a Cuba  en el medallero. Asimismo esta experiencia me ha permitido un enriquecimiento de mis textos al reescribirlos en el ordenador. Sólo espero que ustedes hayan disfrutado tanto de este ejercicio leyendo los artículos como yo escribiéndolos. Gracias
P.D. Mañana Subiré el relato íntegro incluídas las dos hojas que había dejado de desafío y que ninguno tuvo la capacidad de dilucidar por lo que me ahorro la botella de JB ¡JOJOJO! 

2 comments:

Valdemar said...

Escribir a mano, y especialmente a pluma, es una delicia, una experiencia.
Ese "tañido de violín" es la música de este sincretismo: mano-plumín-tinta...
Felicidades.
Y mucha suerte.

Rafael

Juan Patricio Lombera said...

Hola:
Cómo puede ver llevo un rato sin revisar el blog. Lamento no haber contestado antes a su comentario, el cual agradezco de todo corazón.