Thursday, January 05, 2017

Conversación implícita entre un avispón y un filósofo


- Estoy encerrado –dice el insecto.
-Menudo avispón. Lo ignoraré hasta que salga. Yo a mi partida de ajedrez -concluye el filósofo.
-Vuelo y no logro liberarme  -comenta angustiado el ser alado.
-Me distrae. La puta máquina me comió la reina  –constata irritado el filósofo-.
-No puedo. Será mejor descansar  un rato –dice jadeante el avispón.
-Tengo que ayudarlo. Lo llevaré a la ventana –decide el pensador.
-¿Por qué me acerca éste ese objeto blanco y negro? Lo inspeccionaré –afirma  el ser alado.
- Está sobre el diario -piensa para sí el pensador.
 -Todo se mueve. Él me tendió una trampa. Ahora verá –amenaza el himenóptero.
-¡Será cabrón! Me atacó, pero lo esquivé. Abriré la ventana y  esperaré a que salga –pronostica el devorador de libros.
-Lo Juzgué mal; solo quiere ayudarme. Ya salgo. ¡Ay! –grita el Vespa crabro.
-Será imbécil Meterse justamente entre las dos hojas. Lo maté –confiesa el que solo sabe nada-. Será mejor sacarlo.
-Nunca te fíes de un ser bípedo –concluye agonizante el insecto de la familia Vespidae.

-Esto demuestra la futilidad del esfuerzo humano. Buscamos ayudar a los demás y acabamos destruyéndolos –concluye existencialista el hombre-. ¡Qué vida!  

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