Thursday, April 16, 2020

Los héroes denostados



Me entero por mis amigos de México que el personal sanitario está sufriendo discriminación y maltrato por estar más expuestos al virus que el resto de los mortales. Esa situación se traduce en que, por ejemplo, si un taxista ve a una persona con bata decide no hacerle la carrera. Aquí en España también se han producido casos de médicos, cajeros, farmacéuticos, etc... . que han sido invitados a abandonar sus casas por sus vecinos a través de mensajes anónimos dejados en lugares comunes del edificio. Incluso, en ambos países, personas de estas profesiones han visto como sus vecinos han pintarrajeado sus coches al amparo de la noche, con leyendas como “rata contagiosa”.
Entiendo que nadie quiere morir y que hay mucho miedo ante este virus desconocido, pero esta actitud cobarde y miserable de (quiero creer) unos pocos no tiene justificación alguna. Se imaginan en plena Segunda Guerra Mundial, después de que Churchill soltara su famoso discurso de “Nunca tan pocos, han hecho tanto por tantos”, a un inglés diciéndole a su vecino de la RAF que mejor haría en abandonar su casa, ya que su presencia aumenta las probabilidades de que  el inmueble sea bombardeado. Seguramente ese vecino miedoso habría sido juzgado  por un tribunal de guerra por derrotista. No quiero decir con esto que las generaciones pasadas eran más valientes que las actuales, pero sí estoy convencido de que no se habrían atrevido a publicitar su miedo de una manera tan cobarde por miedo a la repulsa de sus propios vecino que no habrían tardado en abrir una investigación paralela para descubrir al o a los mensajeros.
Más allá de lo vergonzoso de esos comportamientos que agreden a quienes nos protegen y permiten con sus arriesgados trabajos que los demás podamos permanecer recluidos y que podamos continuar comprando nuestros productos esenciales, estas actitudes deberían hacernos pensar en qué sociedad vivimos. No quiero juzgar a millones de personas por el proceder de unos cuántos. Más habida cuenta de que por cada felonía existen muchísimos más casos de heroísmo y solidaridad que me reafirman en la idea de la bondad del ser humano. No obstante, en un mundo en el que el YO es el valor supremo y lo único importante es amasar bienes materiales, no es de extrañar que surjan estos casos extremos de egoísmo y que encima no tengan desparpajo en hacer saber sus cobardías. Existen muchas teorías acerca de cómo será el mundo post pandémico. Quienes me han leído saben que soy pesimista al respecto, pero de corazón espero que los ejemplos de valentía mostrados por médicos, farmacéuticos, agentes de seguridad y trabajadores de supermercados entre otros sea el modelo a seguir.  
En la Segunda Guerra Mundial, un grupo de valientes futbolistas ucranianos derrotaron a un equipo nazi en un partido de propaganda organizado por estos últimos. Los ucranianos sabían que iban a morir en caso de victoria, pero no se dejaron perder pues querían darle una esperanza a su pueblo, un “sí se puede” y vencieron a los opresores. Ojalá que el sacrificio realizado por pacientes que renunciaron a respiradores artificiales para que se lo conectaran a una persona  más joven sea visto en el futuro  con admiración y no desde una perspectiva cínica de burla. Ojalá que en el futuro los jugadores del Dinamo de Kiev que jugaron ese mítico partido no sean denostados; que sus descendientes no tengan que oir una frase cínica del tipo:  “menuda estupidez; perder la vida por un partido de fútbol.”  


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