Thursday, April 30, 2020

El primer permiso penitenciario



Hoy se cumplen 47 días de enclaustramiento. Siguen pasando los días y afortunadamente se reduce el número de nuevos contagios y muertes. Ayer, por primera vez desde que empezó el confinamiento, vi que el árbol más cercano a la ventana de mi estudio ya había florecido. No me pregunten a qué familia pertenece porque en botánica, como en otras tantas materias de estudio, nunca fui muy virtuoso.
El caso es que esta habitación es la que uso para trabajar durante el día y, por supuesto, más de una vez al cabo de la jornada volteo y miro hacia afuera. Sin embargo, la última imagen que evoco de estas contemplaciones es un cielo gris plomizo y un árbol pelón de infinita tristeza. ¿Cuántas veces, en nuestras vidas, vemos mas no observamos? Dejamos de pensar en lo vital por atender lo importante.
Ensoñaciones bucólicas aparte, pasado mañana podremos, por primera vez en todo este tiempo, salir a dar un paseo por el barrio o, en el caso de los que gustamos correr, alejarnos un poco más según cómo aguanten nuestras piernas. Pese al título de este artículo, no podemos comparar ni de lejos la situación que hemos vivido con el de un encarcelado. En primer lugar, porque en nuestro caso, fuimos los ciudadanos los que exigimos nuestro encierro por nuestra propia seguridad. En muchos países donde los líderes, por irresponsables o por no querer dañar la economía se negaron a tomar tal medida, la terca realidad acabó imponiéndose y obligando al cierre de la actividad. Sin embargo, pese a no ser comparable nuestra situación con la de un preso, esta pandemia y sus efectos nos han permitido sentir la pérdida de nuestras libertades y derechos más esenciales. Por eso, debemos afrontar esta primera salida a partir del 2 de mayo, no como el chupinazo de los san fermines, saliendo cual morlacos en tropel y arrasando con todo lo que encontramos a nuestro paso, sino con responsabilidad y sabedores de que el incumplimiento de las condiciones establecidas acarreará una sanción. Si un preso no regresa a la hora prevista, es castigado y se le retira su privilegio. Si nosotros no cumplimos con las normas establecidas, habrá un rebrote y volveremos a ser castigados con un nuevo encierro. En fin, disfruten de su tiempo de ocio al aire libre.    





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