Wednesday, May 06, 2020

EL CIRCO DEL CONGRESO


He empezado a ver un documental llamado El juicio acerca de las temibles purgas estalinistas. Nada más empezar el fiscal lee la acusación a un grupo de científicos, acusados de sabotaje. Se les pregunta a estos y todos confiesan su culpabilidad. Por si fuera poco, los reos deben elegir entre tener un abogado que los defienda o hacer una declaración final dando su versión de los hechos. Mientras tanto, en la calle, las masas bien adoctrinadas rugen en contra de los acusados exigiendo su ejecución. Todos los presentes en el juicio actúan conforme a lo que se espera de ellos. Ni más ni menos. En ese sentido, lo mismo ocurre aquí en el Congreso de los Diputados, pese a que vivimos en una democracia con nuestras libertades individuales garantizadas. Nuestros representantes son incapaces de no hacer el papelito que se espera de ellos. Y si ya resultaba penoso el espectáculo en tiempos anteriores  al coronavirus, en estos momentos en que ya ni siquiera tienen las formaciones a sus correligionarios en el recinto para aplaudirles e increpar a sus adversarios, el enfrentamiento resulta patético. Son la copia de la copia de la copia del mismo numerito que vemos desde hace décadas y cada vez con peores actores. Ni siquiera en un momento tan grave para el país son capaces de dejar de ser políticos y hacerse sus putaditas en busca de la foto del momento.
No han sido ni siquiera capaces de renunciar a sus opulentos salarios  cuando millones de españoles se encuentran en la mayor de las incertidumbres con respecto a su futuro inmediato. Eso sí, luego se extrañan de que en las encuestas la clase política aparezca como uno de los mayores problemas del país y que los ciudadanos los vean como unos inútiles privilegiados que no se merecen el sueldo que ganan.
 Vine a este país en el 96. En aquel entonces, estaba acostumbrado a la dictadura perfecta del PRI-Gobierno y todos sus vicios antidemocráticos y sus corruptelas. Además, el país que dejaba atrás se encontraba inmerso en una de sus peores crisis –cortesía del pelón Salinas de Gortari-, donde la gente, desesperada por haberlo perdido todo, se tiraba en el metro. Los bancos fueron rescatados por el  gobierno a través del FOBAPROA (Fondo Bancario de Protección al Ahorro). A día de hoy, más de la mitad de ese rescate millonario no ha sido devuelto y la deuda le fue endosada a los ciudadanos.  
Llegué a este país democrático y perteneciente a la Unión Europea, pensando que nunca volvería a vivir situaciones similares a las de México. Sin embargo, no solo he tenido que presenciar dos crisis (la primera conllevó también suicidios), sino que he visto como la corrupción se hacía cada vez más grande entre todos los políticos independientemente de su partido. He presenciado el rescate de bancos que nunca han devuelto el total del dinero al tiempo que se nos endosaba la deuda y, al igual que el resto del planeta, he visto la decadencia de la clase política mundial con el surgimiento de los populismos que, al igual que la corrupción, no conoce de ideologías. El problema además, es que los partidos tradicionales se han dejado seducir por estos políticos para convertirse en imitadores cutres. Y claro a la hora de elegir es más fácil que gane el maestro al alumno. Michel Houellebecq decía que el mundo sería igual después del coronavirus. Desde mi experiencia vital, me atrevo a vaticinar que no sólo va a ser mucho peor, sino que nuestras libertades individuales se verán recortadas, así como nuestro nivel de vida. Ojalá me equivoque.   
P.D. Ya recuperé la verticalidad. Eso sí me sigue doliendo en mis desplazamientos, pero poco a poco voy mejorando. 

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